Pese a que el tópico afirma que no es ciudad tan bien novelada como su vecina Oviedo, escenario de algunas de las mejores páginas de Clarín y Pérez de Ayala, Gijón no ha dejado de suministrar asuntos y ficciones a autores de gran enjundia prosística: de "El onceno mandamiento", de Faustino González-Aller, y "Helena o el mar del verano", de Julián Ayesta, a las novelas de Pablo Rivero. Y hay quien olvida que "A. M. D. G.", la tan autobiográfica como antijesuítica narración del mentado Pérez de Ayala está inspirada en su experiencia académica gijonesa. Lo cierto es que la mayor ciudad asturiana sigue dando que escribir. Raro es el mes en el que no sale algún título con costado gijonés. Los organizadores de la Feria del Libro pusieron ayer el foco sobre seis escritores que han dedicado sus últimas obras a temas gijoneses: Montse Martínez, Agustín Acebes Fuertes, Alfonso Peláez, Eduardo Arias, Luis Miguel Piñera y Miguel Barrero. Participaron en la carpa ferial y a la hora del aperitivo, que diría el recordado periodista Juan Ramón Pérez Las Clotas, en un animado encuentro.

Libros heterogéneos, como señaló la periodista Montse Martínez, que además de hablar de su "Xixón en píldores" fungió de entrevistadora: "Hemos escrito sobre Gijón, pero con temas que no tienen nada que ver entre sí". Cierto. Agustín Acebes, neurólogo en el Hospital de Cabueñes, habló de "Huellas en la orilla". Un florilegio de relatos con personajes ficticios, pero basados en casos reales bien conocidos por el doctor. Éste adoba sus historias con meditación "midfulness".

Alfonso Peláez, médico y regente de la droguería "La Asturiana", además de colaborador de este diario, habló de su último libro: "Escogiendo lentejas". "En Gijón somos muy grandones, pero quedamos en nada", dijo, antes de poner la sorna en la constatación de las clamorosas insuficiencias de la estación de autobuses de la ciudad o en las de la playa de San Lorenzo, "sin una sola ducha hasta la escalera número cuatro (La Escalerona)". "Es como el Sporting, que llevan años engañándonos y cada vez somos más sportinguistas", añadió.

"Lorenzo Blanco y el asesino políglota" es la segunda entrega de la serie "Gijón criminal", de Eduardo Arias. "La ciudad es un personaje más; aparecen lugares muy conocidos, del Dindurra a la Laboral o la playa", relató. Dijo que de la novela negra le gustan, sobre todo, los porqués.

Luis Miguel Piñera, responsable del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, se centró en "Domingos en rojo", su indagación en el antifranquista "Día de la Cultura". Aquella cita multitudinaria se celebró en la carbayera de Los Maizales desde 1972 a 1984: "Era como una romería laica". Ha publicado veinticuatro libros y hace hincapié en que le interesan "las historias de los de abajo, las de los desfavorecidos". En su opinión, "Gijón es la ciudad más asociativa de España".

Miguel Barrero explicó las vueltas y revueltas que dio antes de escribir "La tinta del calamar " (ojo, es finalista del "Rodolfo Walsh"), donde reúne los datos del asesinato, en Cimavilla, de Alberto Alonso Blanco, es decir, Rambal. Han pasado más de cuarenta años y el crimen sigue sin autor conocido. "Hay un Gijón anterior y otro posterior a ese suceso", explicó el novelista. Éste pidió de nuevo una placa, "algo", que recuerde al vecino Rambal en el barrio alto gijonés.

La Feria del Libro programó ayer una treintena de actividades. Abrió la jornada el último premio de ensayo "Jovellanos", el científico Amador Menéndez, también colaborador de este periódico. Fue en una animada y didáctica charla. Y a propósito de su galardonado "Historia del futuro". La presidenta de la Asociación de Escritores de Asturias, Esther García, estuvo en el Dindurra. Acompañada de Antonio Merayo, presentó "Yo estaba allí" y "Deva, flor de primavera". El músico Samuel Diz y la periodista Carolina Alba se acercaron -desde la guitarra y en el Antiguo Instituto- a la Generación del 27.