"Confío en que mantengáis siempre el recuerdo de un día imborrable, en el que salisteis en la procesión del Corpus Christi en Gijón, en una tarde como ésta". El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, quiso destacar a las decenas de niños que "han recibido por primera vez el sacramento de la eucaristía en la Primera Comunión" y que ayer procesionaron, con el vestido habitual de dicha celebración, junto a la carroza en la que iba el Santísimo en la custodia de plata de la Parroquia de San Pedro Apóstol de Gijón.

Para Sanz Montes, quien ofició una pequeña eucaristía antes de que diese comienzo el recorrido junto a representantes de todas las parroquias y comunidades de Gijón, esta procesión "no se da únicamente este día, en lo extraordinario de las calles engalanadas, sino que la procesión se realiza en el surco de lo cotidiano, es la procesión de la vida, en la que Jesús siempre nos acompaña en una andadura que debemos emprender sin renunciar a nuestra historia". Del mismo modo, quiso acordarse igualmente el Arzobispo de "los más necesitados, los pobres, que siempre hemos de tener cerca".

Finalizada la homilía, dio comienzo el recorrido desde el Campo Valdés, con un imperante sol y acompañado por el himno de España, tocado por la Banda de Música de Gijón. Junto a la carroza, representantes de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, de la Hermandad de la Santa Misericordia, de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío y la Cofradía del Santo Sepulcro, además de un nutrido grupo de mujeres con mantilla y peineta, vestidas de riguroso negro, y una decena de Hermanas Carmelitas Misioneras.

Tras recorrer la Plaza del Ayuntamiento y llegar hasta los Jardines de la Reina, la procesión finalizó nuevamente en la Iglesia de San Pedro de donde partió en un recorrido que los más jóvenes tardarán en olvidar.