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El regreso de Don Juan

"Llego al personaje universal del seductor por rechazo al de Zorrilla", afirma Rafael Marín, que presenta en Gijón su elogiado libro sobre uno de los grandes mitos literarios

El personaje de Don Juan es una de las tres grandes aportaciones de la literatura española a las letras universales, según aseguran varios estudiosos. Los otros dos son el "Quijote" y "La Celestina". De Tirso de Molina a Gonzalo Torrente Ballester, pasando, claro está, por el de José Zorrilla (o las visiones, más allá de los Pirineos, de Molière y Mozart), la figura del infatigable burlador de mujeres ha dado para numerosas interpretaciones, algunas pintorescas. ¿Un seductor devoramuchachas que reta a Dios y al diablo? ¿Alguien verdaderamente incapacitado para el amor? Ahí sigue, dando que hablar y escribir.

Rafael Marín (Cádiz, 1959) es el último escritor en medirse con el personaje: "Llego a él por rechazo al de Zorrilla". Presentó ayer en la "Semana negra", en Gijón, su "Don Juan" (Cyberdark). Cinco años de trabajo y un manuscrito de mil cuatrocientas páginas con el que el autor andaluz se inventa la biografía del infamador sevillano y recorre la primera mitad del siglo XVI español y europeo.

Paco Ignacio Taibo II aseguró ayer que es uno de los cuatro grandes libros del año en español. Elogió la versatilidad del gaditano para enfrentarse a géneros disímiles y salir con éxito. Por ejemplo, la ciencia-ficción. Hay quien dice que ha sido un precursor de la literatura "ciberpunk". "Este nuevo libro es apasionante; este Don Juan está en todos los sitios, del saco de Roma al cerco de Viena", explicó el exdirector de la "Semana negra", para quien esta obra de Rafael Marín destaca, además, por "la calidad del lenguaje". "Florido sí, pero no arcaico".

"Mi novela es la aventura de Don Juan por Europa", hizo resaltar el novelista andaluz. A su juicio, el personaje de Zorrilla, con su momento de reconversión religiosa, no resulta creíble. "Necesitaba darle una profesión, así que lo he hecho espía del emperador (Carlos V) y capitán de los Tercios; es pendenciero, caprichoso, impío, y me ha servido para ver la literatura de otra manera", añadió. Y más: "Me duchaba y escuchaba la voz de Don Juan, pero no me identifico con él para nada".

En realidad, a este Don Juan de Rafael Marín le ocurre lo que a muchas personas que viven tremendas revoluciones históricas, modificaciones culturales radicales. Estamos en uno de esos momentos: "Él comprende que es un fruto del Renacimiento; que llega Felipe II, el Barroco, y que ése no es ya su mundo".

¿Y con qué Don Juan se queda? "He tomado un poco de todos, pero al final es el mío; el que más se le parece es el de Moliére", indicó. Le gusta más el de Tirso de Molina que el de Zorrilla. Hizo resaltar que se acercó al personaje porque quería hacer una novela fantástica, aunque al final ha salido una obra enhebrada por la verosimilitud y la aparición de decenas de personajes históricos, incluido Ignacio de Loyola. Ha dedicado once años de preparación (además del lustro de escritura) a este volumen que ofrece nuevas perspectivas del mito y del hombre: "Toda mi vida he intentado escribir este libro".

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