En el templo parroquial de San Nicolás de Bari, en El Coto, no cabía ayer ni un alfiler. Unos 350 feligreses se acercaron a la iglesia para celebrar el día de su patrón y disfrutar de una multitudinaria comida de hermandad. Antes, la misa solemne celebrada en la iglesia y amenizada por las gaitas del Grupo Jovellanos contó con el tradicional sermón de Fernando Fueyo, el párroco del barrio, aunque el encargado de oficiar la ceremonia fue Jorge Cabal, vicario episcopal de Gijón Oriente, que contó con la compañía de otra veintena de sacerdotes de todas las parroquias de la ciudad. El protagonista de la jornada, sin embargo, fue el colegio Virgen Mediadora de Las Dominicas, nombrado "Feligrés ejemplar" de este año. "Es el alma del barrio; la historia de la parroquia fue siempre de la mano del colegio", apuntó el sacerdote Luis Miguel Menes.

El grupo de gaitas madrugó lo suficiente como para que los vecinos pudiesen echarse unos bailes antes de la misa del mediodía. "Llevamos haciendo la misma fiesta 30 años y, aunque ya no es como antes, presta ver que la gente sigue viniendo. Hay muchas misas de barrio que van perdiendo apoyos con los años y la de aquí sigue siendo igual", agradeció la vecina Irene Ocariz. "A don Fernando se le quiere mucho y, aunque la mayoría de los que venimos a misa ya tenemos una edad, en la fiesta de San Nicolás participan también muchos niños, así que no creo que la tradición se muera nunca del todo", vaticinó Irene Ocariz.

Una vez dentro del templo, y aunque los vecinos están ya acostumbrados a los particulares sermones de su sacerdote, muchos no pudieron disimular ayer la risa cuando Fueyo, además de presentar a la veintena de curas invitados a la ceremonia, se tomó también la molestia de compartir detalles personales menos conocidos por los feligreses, como el "sorprendente" parecido de Menes con San Melchor de Quirós, las clases de cristología que otro de los sacerdotes imparte en Oviedo y hasta el número de terneros que un tercer cura tiene en su ganadería privada. La misa, que después continuó con normalidad, terminó con el esperado discurso del vicario Cabal, que aseguró que la vida de un cristiano no debería ser igual a la de un no creyente. "Es un momento muy difícil para la fe en el mundo occidental porque ahora parece la vida actual de un cristiano es la misma que la del resto de vecinos del barrio. Y no es lo mismo", explicó.

Las Dominicas, por su parte, se ganaron "a pulso" el título de "feligrés ejemplar" de este año. "Se puede decir que en la parroquia de San Nicolás hemos ido siempre de la mano con ese colegio. Colaboramos mucho con las Dominicas y siempre nos han ayudado. Ahora, que parece que la afluencia en el centro va un poco a menos, nos parecía adecuado destacar su labor", apuntó.

Las responsables del colegio recibieron un diploma y una escultura conmemorativa de las manos de Fueyo al término de la misa solemne y justo ante de la procesión. Tras ella, toda la comitiva celebró en un conocido restaurante del barrio su tradicional comida de hermandad, en la que no faltó lo que Fueyo llama "el grito de guerra" de la parroquia: "¿Cuándo nos falló Nicolás? ¡Jamás!".