La brutalidad y el ensañamiento del caso del bebé de Nuevo Roces ha sobrecogido a toda la ciudadanía, incluido a los agentes que investigan el caso. Hasta los más veteranos. Nunca antes en Gijón se había producido el asesinato de un recién nacido. Ni siquiera que apareciese en un contenedor de basura de la ciudad. En cambio, en lo que va de año, ya son tres los bebés muertos que aparecieron en un contenedor, uno más en Madrid y otro en Barcelona, además del de Gijón.

Este trágico descubrimiento fue posible gracias a que un vecino rebuscó entre la basura y le llamó la atención la mochila en la que estaba metido. Es posible que, de estar en una bolsa de basura, hubiese podido pasar desapercibido y que nadie se enterase nunca de lo ocurrido. ¿Es posible que esto haya tenido lugar en otras ocasiones en la ciudad y que nadie se llegase a enterar de eso?

De hecho, así lo reflexionaba Paulino Otero, el vecino de Nuevo Roces que encontró al niño. "Está a la orden del día, pero no les ha salido bien la jugada", compartía con este periódico. No obstante, en la Comisaría de El Natahoyo confirman que, al menos en Gijón, "nunca hubo investigaciones abiertas" por un caso similar. Ni avisos, ni informaciones ni siquiera rumores sobre algo semejante. No obstante, la certeza absoluta no existe.

Otras zonas de España, en cambio, no han tenido tanta suerte y se cuentan por varios los casos. Madrid y Barcelona, ciudades de mayor población del país, lideran la lista.

Antecedentes

En lo que va de año en España al menos son otros dos los casos de progenitores que han lanzado a su hijo recién nacido a la basura. El primero de ellos tuvo lugar en el barrio de Carabanchel de Madrid, cuando un indigente que rebuscaba entre las basuras encontró a un bebé, que también había nacido vivo, en el contenedor.

Apenas un mes después, fue un operario de la empresa de recogida de residuos quien encontró en otro contenedor a un bebé muerto. Este último hallazgo ocurrió en marzo en Montcada i Reixac (Barcelona). Cabe señalar que justo un año también, también esa misma zona, se encontró el cuerpo sin vida de otro bebé recién nacido, dentro de una de las máquinas que clasifican los residuos.

A finales del 2018, en diciembre, una mujer de 30 años de edad y vecina de Ourense, aceptó diez años de cárcel después de reconocer ante el juez que había tirado a su hijo, al que había alumbrado en el baño de su casa. Esta mujer confesó que creyó que el bebé había nacido muerto y alegó que era consumidora habitual de drogas y que se asustó tras el parto. Además dijo que desconocía saber que estaba embarazada.