La crisis desatada por el covid-19 ha tenido efectos devastadores en los sectores más desprotegidos de la ciudad, y las cifras que manejan las entidades sociales con respecto a los últimos meses del confinamiento no dejan lugar a dudas: las personas sin hogar ascendieron desde el pasado mes de marzo a un total de 197, lo que supone que 77 gijoneses más se han visto en la calle desde el inicio de la pandemia y el estado de alarma en el mes de marzo.

Son los datos más duros de una situación que ha llevado a que la Oficina de Derechos Sociales y el Proyecto Eslabón (el programa para la atención a personas que viven en la calle) hayan atendido en estos meses a 1.512 personas, 1.021 adultos y casi 500 menores. Pero no sólo eso: con la puesta en marcha de la Red Asturiana de Cuidados y Apoyo, liderada por Mar de Niebla, se llegó a un total de 2.071 personas en toda Asturias, movilizando todos los recursos disponibles de la entidad para ello y con un esfuerzo de implicación de empresas e instituciones que supuso la aportación de 126.785 euros y más de 23.000 kilos de alimentos que han llegado a través de vales a más de un centenar de familias.

Son los datos que ayer ofreció Mar de Niebla en su informe de atención durante el estado de alarma, y que por encima de todo revelan con toda crudeza que "situaciones como esta se sabía que podían ocurrir", apuntó Blanca Cañedo, presidenta de la Fundación Mar de Niebla, por lo que es más necesario que nunca "revisar la forma de concebir la economía y la convivencia".

Ha sido la de estos meses una lucha para "intentar ayudar al máximo de personas posible", como reconoció el director de la entidad, Héctor Colunga, en la que se ha puesto en marcha un esfuerzo sin precedentes en todos los ámbitos. Especialmente con quienes no tienen ni un techo sobre sus cabezas, de las que la mayor parte practican la mendicidad y que con la crisis se han visto especialmente desprotegidos. El perfil de estas personas es el de un hombre de entre 40 y 50 años, aunque también hay personas de 23 y hasta los 83 años registradas en estas situaciones, que pernoctan en la calle o en infraviviendas y que no tienen acceso a agua caliente ni a material de higiene. Son entidades como el Albergue Covadonga o el centro de día Milsoles de Siloé las que cubren estas necesidades, así como la alimentación a través de la Cocina Económica. También se tiene constancia de que son personas con consumos de alcohol y otras sustancias que siguen una pauta médica, pero que por sus dificultades específicas presentan grandes problemas para seguir los tratamientos prescritos.

La crisis ha golpeado con dureza a quienes menos tienen, pero no sólo a ellos. Muchas familias que vivían con cierta normalidad se han visto forzadas a pedir ayuda, y durante todo el estado de alarma se dio cobertura sólo desde la Oficina de Derechos Sociales a 825 adultos y 491 menores. Con la puesta en marcha de la Red Asturiana de Cuidados y Apoyo se constató que el 98 por ciento de las necesidades atendidas se correspondieron con alimentación por falta de recursos económicos.

El trabajo del voluntariado en esta Red ha hecho posible el reparto de 130 ordenadores y tablets, la elaboración de 13.000 mascarillas en el taller de costura de Mar de Niebla para repartirlas entre las entidades sociales de Gijón, el reparto de 90.000 euros en vales de comida o la entrega directa de 23 toneladas de comida.

El ámbito educativo ha sido otro de los grandes pilares de la actuación de la entidad en estos meses: desde el acompañamiento a los colegios para hacer labores de contacto y apoyo a los niños con más dificultades hasta la coordinación con servicios sociales y familias para comunicar problemas y necesidades, la coordinación con los centros de salud para acompañar a las familias, el desarrollo de propuestas de ocio educativo familiar durante el confinamiento o el apoyo escolar adaptado a distancia para los chavales que venían participando en sus actividades para que no perdieran el ritmo con la educación a distancia.

Todo un despliegue de medios que ahora continúa con la certeza de que "debemos fortalecer la apuesta por lo comunitario y el trabajo en red", reflexiona Héctor Colunga, antes de llamar a abordar cuanto antes las necesidades de acceso a renta y acompañamiento social para los más vulnerables: "debemos cambiar, no podemos gestionar la urgencia desde el día a día".