Con el rostro tapado y la capucha calada, el investigado por abusar sexualmente de su hijastra durante más de nueve años salió ayer por su propio bien de los calabozos del Palacio de Justicia de Gijón después de que la magistrada no accediese a su ingreso en prisión como pedía la víctima. Eran poco más de las cinco de la tarde -había llegado alrededor de las nueve- cubriéndose el rostro con los papeles judiciales, con las zapatillas sin los cordones y la capucha puesta abandonaba los calabozos del juzgado. Fue directo al edificio para darse por enterado de todas las medidas de alejamiento que le impuso la jueza.

Pasados unos veinte minutos abandonó definitivamente los juzgados por la puerta de la izquierda. Esta vez salió corriendo, tapándose de nuevo el rostro y declinando hacer declaraciones sobre lo ocurrido y los cargos a los que se enfrenta de momento. Fue directo hasta la parada de taxi de la estación de tren para abandonar de inmediato el concejo de Gijón, tal y como le han impuesto. Este individuo, vecino de una parroquia de Villaviciosa colindante con Gijón, abandonó la ciudad en taxi, y según han podido saber este periódico la conductora que le recogió se sintió intranquila durante toda la duración del mismo, que se saldó sin mucha conversación.