Imanol Arias se luce en el Jovellanos

El actor cosecha una larga ovación en el papel protagonista de "Muerte de un viajante", su primera actuación en el escenario gijonés

G. C.

Calurosa ovación para Imanol Arias en su estreno en el Teatro Jovellanos. A pesar de su larga trayectoria, la realidad es que ayer el actor pisó por primera vez las tablas del templo gijonés. Lo hizo para encarnar a Willy Loman, el personaje protagonista de "Muerte de un viajante", una adaptación de la clásica obra del escritor estadounidense Arthur Miller.

El público reconoció su interpretación y la de sus compañeros de escenario con un interminable aplauso por las que el propio actor mostró su agradecimiento. Arias se disculpó por las cancelaciones de sus los dos pases programadas para el 15 y 16 de julio por enfermedad. El reconocido actor hizo mención a la "energía que se genera en cada función de teatro". "Siempre permanecerá ahí, aunque en el futuro tiren el Teatro Jovellanos y hagan una fuente con lucecitas. Se notará la energía y el amor de todos los intérpretes que pasan por sus tablas", insistió.

Arias también dedicó unas emotivas palabras al actor asturiano fallecido Nacho Martínez, quien da nombre al galardón que el FICX le otorgó por su trayectoria en 2014. Por ello, aseguró que siempre le recordará. Precisamente, al recoger esta distinción fue la única vez en la que se había subido al escenario del Jovellanos. Hasta la noche de ayer.

Arias se lució con un personaje que le viene como anillo al dedo. Al dar vida a Willy Loman, se pone en la piel de un perdedor que representa el fracaso del sueño americano, el lado más crudo de la sociedad capitalista en forma de tragedia familiar. Todo falla para el protagonista de la obra. Su empleo se tambalea, su matrimonio tampoco va bien y la relación con sus hijos esconde un antiguo secreto que les llena de resentimiento y que amenaza con destrozar su hogar.

En esa lectura descarnada de la sociedad estadounidense, el actor de Riaño (León) se mueve por una sobria escenografía de paredes de ladrillo gris, con proyecciones de Brooklyn que arropan este montaje de un texto universal que reflexiona sobre la dignidad humana y la explotación.

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