Los vecinos de El Lauredal estallan contra la contaminación y cuelgan crespones negros en todo el barrio

Los vecinos cuelgan crespones negros en las ventanas para protestar contra la contaminación: "Si abren la planta de pirólisis matarán al barrio"

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Cristina Suárez lleva viviendo en El Lauredal desde el 2008 y su experiencia residiendo en el barrio resume la situación que viven todos los días los vecinos a cuanta de la polución. "Vivir aquí es no poder abrir las ventanas por la mañana para ventilar. Es tener que limpiar casi todos los días las ventanas y que al día siguiente vuelvan a estar sucias y que el guaje no pueda salir a jugar a los parques que tenemos", explica. Esta situación ha llevado a los vecinos a plantarse. Han reactivado, tras varios años en barbecho (desde el 2015), la Plataforma vecinal de El Lauredal. Y su primera acción ha sido la de colocar crespones negros de las ventanas para poner el grito en el cielo por los residuos procedentes de las fábricas que respiran todos los días. "Necesitamos que haya una solución ya", apuntan.

La situación tiene cabreados a los vecinos. Muchos de los residentes explican que, cuando se asentaron en la zona, lo hicieron pensando que iba a ser algo muy diferente. Entendían que la zona Oeste está amenazada por la contaminación, pero no esperaba que la cosa, con el paso de los años, haya llegado a tanto. "La cosa al principio no era para tanto, pero de unos años para acá la polución ha ido a más y creemos que es porque las instalaciones de las fábricas están ya muy antiguas", concreta Suárez, que tiene su crespón negro colgado de su ventana.

Los residentes temen a que el ambiente se deteriore aún más con la planta de pirólisis que se quiere abrir en el puerto de El Musel. "Eso ya sí que sería matar el barrio. Convertirán a la zona Oeste en el basurero de toda Asturias", añade Suárez. Casos como el suyo se pueden escuchar en El Lauredal con mucha facilidad. Solo hay que darse una vuelta por la zona para ver los estragos de la polución. Las fachadas de los edificios, antaño blancas, están grisáceas. Las aceras llenas de restos minerales, a pesar de los baldeos que ahora se hacen cuando se activa el protocolo de contaminación de la zona Oeste. Los días que se acumulan muchas partículas los ojos comienzan a lagrimear. "Esto al principio era muy guapo, pero es que estamos viendo que ahora se están echando al aire un montón de cosas. Se nota al respirar. Se nota al salir a la calle. No está siendo como siempre. Esto va a más", denuncia Alberto García, otro vecino.

Fermín Rodríguez tiene 82 años y vive en El Lauredal desde el 2009. Es de Cangas de Narcea y antaño vivía en Madrid. Su mujer vive en la residencia de mayores del barrio. "Vivir aquí es tener que vivir con la contaminación. Encontrarse las ventanas llenas de suciedad y verla también en las persianas y en los coches", describe. "Necesitamos que nuestros gobernantes hagan algo para remediarlo", sentencia este vecino del barrio de El Lauredal, de luto por la contaminación.

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