Geles García, exdirectora del colegio Cervantes en Gijón, se jubila: "Siempre pensé que lo que hacía merecía la pena"

La profesora adelanta su jubilación tras 34 años de docencia

Geles García, ayer, a la puerta del colegio Miguel de Cervantes. | Naiara Pilo

Geles García, ayer, a la puerta del colegio Miguel de Cervantes. | Naiara Pilo / Pablo Palomo

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Si cuando un futbolista se retira cuelga las botas, cuando lo hace una profesora se puede decir que deja las pizarras. Eso es lo que ha hecho Ángeles García, la ya histórica directora del colegio Miguel de Cervantes. Geles, como todo el mundo la conoce, ha adelantado su jubilación unos meses tras 34 años de docencia. La casi totalidad de los últimos once los pasó al frente del Cervantes. Un cole de barrio, pequeño, con recursos contados, pero al que puso a la vanguardia educativa. El choque con la Consejería de Educación que propició su renuncia, sumado a la orden de la cartera de Lydia Espina para devolver el dinero recaudado a las familias para comprar materiales, han entristecido su etapa final. Pero ahí queda su legado. Y lo bueno es mucho. "Siempre pensé que lo que hacía merecía la pena", asegura García.

La huella de la directora es grande. Conocida por su promoción del deporte femenino (fundó en 1986 el histórico Club Voleibol La Calzada), su pasión siempre fue la enseñanza. Su carrera ha durado más de tres décadas. Pasó antes de llegar al Cervantes hace 30 años por el Santa Olaya, Noega, Asturias y el antiguo Lope de Vega, hoy un aulario del instituto Mata Jove. Asumió la dirección del centro de la carretera de Avilés hace once años. Su toque fue importante. Exploró nuevas formas de enseñar. Apostó por los proyectos y aparcó los libros de texto. El tiempo de alguna forma le ha dado la razón. Su método podría parecer antaño una rareza. Hoy la nueva ley educativa anima a los centros a trabajar empleando los proyectos. Con Geles, el Cervantes se adentró en la salud mental antes de que se hablara de salud mental, se apostó por la movilidad sostenible, la actividad física y la prevención del acoso. El Cervantes tuvo hasta su propio juego de mesa. "No quiero ser atrevida, pero creo que fuimos el germen para otros centros iniciasen este tipo de iniciativas", valora

Los últimos meses fueron duros. Tras su renuncia y lo de los materiales, volvió a dar clases de Educación Física. Algo no iba bien y quedó de baja en enero. "La situación no me permitía concentrarme para dar clase y los alumnos son lo más importante", explica. "Pensaba seguir, pero cuando no tienes la cabeza... el alumno no puede pagarlo", añade. Se queda con muchos momentos. "Hubo reconocimientos y premios. Pero lo más importante fue la valoración de las familias y el apoyo de la comunidad y las administraciones, al menos hasta esta última", analiza. ¿Y ahora qué? "Ahora toca dedicarme a mí. Con toda la satisfacción del mundo a veces me olvidé de mí misma", finaliza. Esa es la última lección de Geles García.

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