El histórico comercio gijonés de tejidos Tritón será una oficina bancaria

El local de la calle Menéndez Valdés tendrá actividad en dos meses, tras cerrar hace un lustro el negocio fundado en 1940

El local de Menéndez Valdés que ocupa la tienda Tritón y que pasará a ser una oficina bancaria, ya en obras.

El local de Menéndez Valdés que ocupa la tienda Tritón y que pasará a ser una oficina bancaria, ya en obras. / ANGEL GONZALEZ

Pablo Antuña

Pablo Antuña

En 2018 echó el cierre uno de los comercios históricos de Gijón, la tienda de tejidos Tritón, que vistió casas, novias, comulgantes y madrinas de toda la ciudad durante siete décadas. Hace un lustro se despedía un negocio fundado en 1940 y que mantuvo sus puertas abiertas durante 78 años. Ahora, el vetusto local de la calle Marqués de Casa Valdés, en la esquina con la calle Cabrales, ultima su puesta a punto, en una reforma que le dará un lavado de cara, para pasar a ser una oficina bancaria de la Caja Rural de Asturias.

La empresa Atrezzo Diseño es la que se está encargando del proyecto para modernizar y redistribuir los espacios en el local, de cerca de 200 metros cuadrados, que está previsto que se finalice en un par de meses, para que se abra al público en una nueva función.

Esta apertura servirá para recuperar al público un local histórico, que vio la luz en 1940 como tienda de tejidos, por medio Lorenzo Díez Nava y su socio Adolfo Meana, que decidieron emprender este nuevo camino tras estar trabajando durante un tiempo en "La Sirena" en la calle Corrida.

La inauguración se produjo el 29 de abril de 1940. Al principio solo se vendían telas, pero el negocio fue creciendo, para vender también ropa confeccionada. La segunda generación familiar de Lorenzo Díez Nava se incorporó en 1952, con su hijo Lorenzo Díez González, coincidiendo con la época de mayor esplendor. Se creció hasta el punto de vender telas para sábanas o vestidos de novias; y se recibían numerosos encargos para ajuares.

La tercera y última generación familiar llegó con Francisco Díez Vallina, nieto del fundador, que asumió los últimos años el negocio, y vio también como en 2004 el local se remodeló y se prescindió de una parte –al principio ocupaba todo el edificio–. "La clientela era como de casa, se atendía al detalle y sin prisas, algo que en el comercio actual cada vez es más raro", explicaba Díez Vallina con motivo del 75.º aniversario, en referencia a la peculiaridad de Tritón.

Suscríbete para seguir leyendo