Los museos de Gijón, "el mejor refugio" para los días de lluvia: "No esperábamos tanta gente"

Los museos y el Acuario sirvieron como vía de escape para multitud de gijoneses y visitantes ante el mal tiempo

Nico Martínez

Las condiciones meteorológicas adversas que están marcando la recta final del verano gijonés, obligan a vecinos y visitantes a buscar la forma de entretenerse a cubierto. Entre la oferta de estas actividades destacan los variados museos con los que cuenta la ciudad. "Como llueve y sale el sol constantemente, hacemos todo tipo de planes", aseguró José Gálvez, uno de los que decidió conocer el Acuario de Gijón, otro de los lugares preferidos por la población en este tipo de jornadas grisáceas.

Debido a la persistente lluvia que ahuyenta de las playas a quienes buscan decir adiós a las vacaciones estivales desde la arena y bajo el sol, múltiples grupos como el que formaban los barceloneses Sonia Salgado, Ventura Laso y Andrea Pardo, eligieron visitar las Termas Romanas de Campo Valdés para empaparse de cultura gijonesa. "Hemos tenido que buscar qué cosas hacer en Gijón si no es ir a la playa, y hay una lista enorme. Siempre está bien conocer la historia de la ciudad", comentaron los tres jóvenes, que previamente no eran conocedores de la existencia de estos baños públicos de la época romana en Gijón. De la misma forma, pero procedentes de Madrid, Raquel Sánchez y Jorge Velasco se refugiaron en el emblemático rincón que en la pasada campaña acogió a 90.000 visitantes, el mejor dato de la historia del museo. "Hemos aprovechado para venir. Si no llega a llover, seguro que no hubiéramos visto esto", confesaron.

Otro de los lugares preferidos para amenizar la jornada del martes fue el Museo del Ferrocarril. Su director, Javier Fernández, afirmó que cuando amenaza la lluvia, el aumento de las visitas es notorio. "Es una de nuestras grandes utilidades. Permitimos que cuando llueva seamos una especie de recambio a la belleza natural de Asturias", relata Fernández, quien recalcó que 2023 está siendo un año excepcional. "A finales de este mes, ya tendremos tantos visitantes como todo el año pasado, que fueron 55.000", apuntó.

Contemplando este recinto estaban los madrileños Francisco Roa y Jesús Sánchez, a quien le impresionó el interior del museo. "Es espectacular. En el museo de Madrid no hay tanta locomotora como hay aquí. Para el que le guste este tema es impresionante por lo antiguos y bonitos que son", expresó. A escasos metros, los vallisoletanos Belén de la Riva y Abraham Esteban, disfrutaban junto a sus dos hijos, Iván y Asier Esteban de la Riva, en uno de los trenes de mayor solera. "Es fenomenal que nos dejen montarnos. Hoy se nos resistió la playa, pero volveremos el jueves", indicó de la Belén Riva.

Asimismo, en la propia explanada de Poniente, fueron multitud los que decidieron adentrarse en el Acuario de Gijón para disfrutar en familia de un plan que también sirvió como vía de escape frente a los chaparrones que se sucedieron a lo largo de la mañana. "Me parece precioso y tiene muchas cosas. Otros son mucho más reducidos, este es bastante más grande y tiene de todo", manifestó Alejandro Tresaco mientras le enseñaba a su tía abuela, María de los Ángeles Valdés, los espacios fluviales y marítimos que en el acuario se reproducen.

El director del bioparc Acuario de Gijón, Alejandro Beneit, hizo hincapié en la abundancia de público durante los días recientes. "La última semana de agosto, que se supone que es un poco más floja que el resto, está siendo casi la que más afluencia estamos teniendo", desveló.

En los distintos espacios del recorrido, cuya duración es de aproximadamente 75 minutos, los clientes más destacados fueron las familias que optaron por satisfacer las preferencias de los más pequeños. "Los niños se lo están pasando espectacular. No paran. Están encantados desde que sabían que veníamos y quieren ver los tiburones, aunque con cualquiera se sorprenden", afirmaron Belén Barco y Miguel Lacasa, padres de Héctor e Izan Lacasa. Su idea fue calcada por los alicantinos Verónica Baz y Jorge Mirón y sus dos vástagos, Jorge y Jimena Mirón. "Ha sido un plan improvisado. Hemos intentado no mojarnos y nos parece que Gijón está muy bien porque tiene varias opciones", expuso Mirón. Todos ellos contaron con la fortuna de visualizar, más allá de las tortugas bobas, los tiburones toro o los llamativos ajolotes, a la novedad del circuito: nueve tiburones nodriza de cola corta.

Además, hubo tiempo para conocer los fondos abisales y las criaturas que en ellos habitan a través de "La última frontera", la inmersión virtual con la que cuenta el circuito desde finales del pasado año. "Ha sido una gran experiencia. Merece mucho la pena", garantizaron Tomás Rodríguez y su hija, Jimena Rodríguez, uno de los más asiduos del Acuario. "Solemos venir a menudo porque tenemos el pase anual. No esperábamos que hubiese tanta gente, está hasta los topes", subrayó el gijonés.

Acompañados de sus irremediables paraguas, gijoneses y visitantes disfrutaron bajo techo de las distintas alternativas que ofrece la ciudad para los días en los que los últimos baños del verano se resisten.

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