Bertín Osborne enciende Gijón

El artista brilla en el Jovellanos en el estreno de las luces navideñas y recuerda a Arturo Fernández: "Pedí que iluminaran su palco"

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Apenas dos horas y media después de que la fachada del teatro Jovellanos se iluminara con el prendido navideño, sus tablas quedaron a oscuras y solo un pequeño hilo de luz iluminaba el escenario en el que Bertín Osborne poco tuvo que hacer para ganarse a un público que ya estaba rendido a sus pies antes de empezar el concierto. El madrileño, secundado por una tropa de mariachis, y al son de unas notas de teclado, emergió en la noche gijonesa entre un mar de aplausos para repasar algunos de sus temas más conocidos. Y no solo cantó, sino que, fiel a su estilo socarrón, también dio el cante trufando cada arranque de canción con divertidísimas anécdotas sobre su vida y sobre su dilatada carrera, que abarca ya casi 43 años. Confesó que llegó hace dos días a Asturias, que ha bebido sidra, que ha disfrutado de la gastronomía y que cada vez que pone un pie en el Principado, disfruta.

"Sois encantadores, cada vez que vengo es una maravilla, porque es una maravilla tener un teatro tan bonito como este hasta las corchas", clamó entre vítores del público, que apenas dejó una butaca libre en el Jovellanos. El show de Bertín arrancó con una interpretación de "La cama de piedra", del mexicano Cuco Sánchez. El cantante no solo elogió las bondades asturianas. También confesó que echa mucho de menos al actor Arturo Fernández. "Pedí que iluminaran su palco, que estuviera la luz encendida para que estuviera ahí porque, le echo mucho de menos", confesó. Una mujer entre el público reclamó entonces una estatua para el gijonés. Osborne tocó después "Amor Mediterráneo", de sus primeros años como artista, para luego encender la mecha de la noche con una de sus canciones más conocidas "Vagabundo", y seguir después con "Noches de San Juan", su particular homenaje al pueblo gitano, en un concierto que dejó a las claras que Osborne tiene en Gijón su casa.

Suscríbete para seguir leyendo