El sinsentido de El Humedal, por Héctor Blanco

Contradicciones, dudas y quejas vecinales sobre el proyecto de marquesinas y reordenación del tráfico planteado por el Principado

Arbolado en la Acerona

Arbolado en la Acerona / Juan Plaza

Héctor Blanco

Héctor Blanco

El pasado día 3 de diciembre La Nueva España de Gijón publicaba un detallado reportaje de Rocío Valle incluyendo una completa serie de infografías del llamado "intercambiador" de El Humedal.

Es llamativo que todo lo que sabemos de una operación tan relevante como esta sea gracias a la prensa y que no incluya una mínima participación ciudadana. Ni presentación oficial del proyecto, ni plazo de exposición pública, ni periodo de alegaciones. La mayor remodelación de esta zona de la ciudad durante los últimos treinta años se presenta oficialmente como si se tratase de una simple renovación del mobiliario urbano. Y no lo es en absoluto.

Ateniéndose a la información que ha ido publicándose de manera extraoficial, este proyecto constituye un total sinsentido si nos atenemos a cinco claves.

Un intercambiador sin intercambio.

El "intercambiador" tiene como especial singularidad no cumplir con su cometido: facilitar el enlace entre distintos medios de transporte público. Simplemente, como bien ha definido el comité de empresa de EMTUSA, se trata de una estación de autobuses a cielo abierto. En un espacio en el que los niveles de tráfico rodado y tránsito peatonal ya son intensos, una mayor concentración de ambos no parece que aporte nada más que nuevos problemas. Y estamos hablando de concentrar en El Humedal el tráfico de un mínimo de 1.400 autobuses diarios a los que hay que sumar el resto de vehículos que circulen por esta zona de la ciudad.

Por otra parte, el "intercambiador" no tendría aseos públicos, ni consigna, ni taquillas... sólo una sucesión de marquesinas sin ninguna mampara perimetral y por tanto inservibles para dar protección de las inclemencias meteorológicas. Salvo que todo ello también haya que incluirlo finalmente, configurando doscientos metros de barrera física y visual que convierta esta zona en una ratonera.

Llama la atención que no se haya barajado ninguna alternativa al respecto. Por ejemplo, el intercambiador lo sería si se adosase a la estación provisional de tren, algo posible tras plantearse la eliminación del puente de Carlos Marx. La supresión del viaducto permitiría conformar junto al edificio ya existente una parcela de casi 2.000 m², más superficie de la que tiene la estación Alsa. Con un servicio de lanzaderas que comunicase cada diez minutos ambas estaciones “provisionales” con El Humedal, a través de la calle Sanz Crespo o de la avenida de Portugal, estaríamos ante algo que sí podría denominarse intercambiador.

Un intercambiador abocado a la destrucción.

El "intercambiador" se justifica como tal en base a un futurible: la construcción de una estación subterránea del metrotrén frente a la Casa Rosada. Esta infraestructura tiene que realizarse bajo el paseo de la Infancia y el tramo inicial de la avenida de la Costa e implica abrir un hueco de más de veinte metros de profundidad hasta enlazar con el túnel existente. Esto supondrá destruir en breve plazo más de un tercio de la obra que se plantea hacer ahora, en concreto la denominada "Ámbito de actuación Fase 1".

O se está reconociendo veladamente que el metrotrén y la solución de multicentralidad ferroviaria que supone no se va a realizar, lo que evitaría la obra de la estación, o se está planteando dilapidar casi un tercio de los 3,4 millones de euros presupuestados, presuntamente provenientes de fondos europeos.

Un intercambiador contrario a un modelo de ciudad.

Desde hace 40 años todas las corporaciones municipales han ido aportando a Gijón, en mayor o menor medida y por separado o simultáneamente, superficie ganada para espacios públicos, peatonalizaciones y nuevo arbolado. Va a ser la primera vez en cuatro décadas que se destruya zona peatonal y arbolado para sustituirlos por asfalto.

En La Acerona, en el tramo entre la calle Asturias y la avenida de la Costa, se ubican trece de los diecisiete árboles que singularizan dicha vía. De esos trece la previsión inicial es talar nueve. El ramaje de ese conjunto de plátanos de sombra, tras sesenta años de un laborioso trabajo de poda continuado, conforma un emparrado que supone una cobertura vegetal de más de 800 m² durante casi nueve meses al año. Dos tercios del mismo desaparecerán. Oxígeno y vida como techo verde de una zona totalmente pavimentada y de alto tránsito que se pretenden sustituir por maceteros.

Por otra parte, la remodelación conlleva realizar una rotonda para redistribuir el tráfico a costa de suprimir casi la mitad de la actual plazoleta del Humedal: de los 3.800 m² de superficie actual perderá aproximadamente unos 1.700 m². En ella se localiza el único parque infantil de la zona, la escultura “Cubo” de Alejandro Mieres, la pequeña pradera que lo rodea lograda por petición vecinal y un graderío que tanto complementa la intervención del escultor como también cumple función de atenuar en este espacio el impacto visual y acústico del tráfico. Esta plazuela también cuenta con una veintena de magnolios de los que la remodelación es probable que se lleve casi la mitad por delante.

Resulta evidente que urbanística y medioambientalmente esta propuesta es para El Humedal una catástrofe digna del desarrollismo.

Un intercambiador ¿de interés público?

La combinación de términos "intercambiador" y "El Humedal" eclosionó hace justo dos años. A finales de 2021 surgió una propuesta que pilló a la ciudad –incluso a su gobierno municipal– por sorpresa, comenzando porque en la revisión del Plan General de Ordenación (PGO) aprobada en 2019 no se contemplaba tal intervención.

Hace dos años también se produjo otro acontecimiento: la confirmación de la sentencia judicial presentada contra el citado PGO por una filial del conglomerado Alsa. La misma liberó de toda obligación a la empresa de mantener en su parcela de la calle Llanes un espacio destinado a estación o parada de transporte público. Esto implica que sus propietarios no tienen ninguna cortapisa legal para edificar en ella un bloque de medio centenar de viviendas y hasta ocho plantas de altura. El único problema es no poder sacar de allí los autobuses mientras no haya una estación alternativa.

En el ámbito urbanístico las casualidades no suelen darse. La sorpresa de que el Gobierno del Principado saltase con la iniciativa del "intercambiador de El Humedal" a la par que se dictaba la citada sentencia es una casualidad que resulta más que llamativa. No parece osado apuntar que, realizado el "intercambiador", de inmediato la estación Alsa pasará a la historia activándose la correspondiente operación inmobiliaria.

Un intercambiador y una política local mutante.

En Julio de 2022 varios miembros de Foro, entre ellos los actuales concejales de Movilidad, Pelayo Barcia, y Urbanismo, Jesús Martínez Salvador, presentaban frente a la Casa Rosada una campaña bajo el lema "Stop intercambiador de El Humedal", reproduciendo la estrategia de "Stop Muro". También el PP en ese momento manifestó sus reticencias a tal solución.

Tras las elecciones del pasado mes de junio Foro y PP comparten el gobierno municipal. Hasta el momento en el que se escribe este texto (19 de diciembre), el PP ha hecho mutis por el foro y Foro se dedica a dar pases taurinos al asunto con el capote del respeto institucional entre Ayuntamiento y Principado. La pregunta clave es: ¿y quién respeta a Gijón y a gijoneses y gijonesas?

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