Entrevista | Isabel Ordaz Actriz, representa "La profesora" el sábado en Gijón

"Admiro mucho el oficio de maestro, ahora me parece de alto riesgo"

"El teatro es como la casa madre donde un intérprete se desarrolla más integralmente, siempre ha sido una fuente de inspiración"

Isabel Ordaz y Marcial Álvarez,  en "La profesora".

Isabel Ordaz y Marcial Álvarez, en "La profesora". / LNE

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Isabel Ordaz (Madrid, 1957) representará el sábado (20.30 horas) en el teatro Jovellanos la obra "La profesora", dirigida por Eduardo Galán. Ordaz, conocida por sus papeles en televisión en "Pepa y Pepe", "Aquí no hay quien viva" y "La que se avecina", cuenta con una dilatada trayectoria en el teatro.

–¿Le hubiera gustado ser profesora?

–Me parece dificilísimo. Admiro mucho esta profesión. Esta obra es mi homenaje hacia un oficio que me parece de alto riesgo en este momento. Admiro la capacidad didáctica que tienen. El maestro es una palabra de gran dignidad, es el que transmite el conocimiento y la sabiduría.

–¿Se les reconoce los suficiente?

–No. La educación es la base de un estado civilizado. Es la transmisión de los que saben a los que no, de los mayores a los jóvenes. Hay que enseñar a pensar y discernir, aparte de los conocimientos técnicos y científicos. Todo esto es inabarcable en cuanto a la gratitud que una sociedad debería tener con esos profesionales.

–¿ Y qué ofrecen en esta obra?

–Es una comedia, con tintes dramáticos, a lo largo de trece tutorías de una profesora, América Alcalá, con Ortiz, el padre de la alumna que plantea el conflicto, aunque no aparece nunca. Se abordan temas muy calientes, de mucha actualidad, como las relaciones de adultos con jóvenes y lo que pasa en la escuela pública, como el bullying. También incide en situaciones de identidad de los adolescentes.

–¿Cómo conectan los dos personajes?

–Son dos personajes muy diferentes, antagonistas casi, que nos ofrecen momentos llenos de ternura y también dramáticos, en los que nos presentan sus interiores. Pero, además, en mi caso, se ve la situación vital del personaje que interpreto, que está cerca de la jubilación y se acaba de quedar viuda recientemente. Y en el caso del de Marcial Álvarez es un recorrido sentimental de un padre que se ve ante una problemática que le desborda.

–Su personaje dice en un momento de la obra que "toda la responsabilidad es siempre de los profesores. A los hijos siempre les justificamos".

–La maravilla de teatro es que no tiene una respuesta. Tiene la maravilla de plantear más y más preguntas cada vez. Una de las cosas que más me interesaron cuando leí la obra está en el hecho de que aquí no se dan recetas. Lo que se muestra es el itinerario sentimental de dos personajes llenos de ganas por encontrar soluciones, pero también marcados por la vulnerabilidad de la problemática que se les plantea. Poco a poco en la obra nos damos cuenta de cómo ellos, y eso es lo bonito, aunque no se aguantan, tratan de llegar a un pacto o acuerdo en beneficio de la muchacha.

–¿Sigue escribiendo poemarios para desconectar?

–Más que para desconectar, es para conectar. Sigo escribiendo, voy a sacar un libro ahora próximamente, me ayuda muchísimo. La poesía es algo que conecta.

–Continúa emitiéndose "La que se avecina" después de 17 años. ¿Volverá en algún momento?

–Aquello pasó. Quise mucho a aquel personaje, pero no tengo previsto volver. Tengo otros deseos y maneras de expresión. Pero es bonito que me reconozcan aún por la calle por esa etapa tan satisfactoria.

–Lo que siempre tiene ahí es el teatro, su refugio.

–Siempre me gustó muchísimo el teatro. Ha sido una fuente de inspiración en la que podía desarrollarme y sentirme más plena. Nunca lo dejé. Empecé ahí, siempre interrumpía la serie, algunas temporadas, si tenía alguna gira. El teatro es como la casa madre, donde un intérprete se desarrolla más integralmente.

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