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Juan Manuel Moreno Cubino

El vial de Jove vuelve a ser noticia

Una partida ridícula, de nuevo, en los Presupuestos Generales del Estado para acometer la obra

Cada día ocurren cosas que nos permiten valorar nuestra moralidad y la de los otros. De nuevo, los Presupuestos Generales del Estado destinan una partida económica ridícula para acometer la obra del vial de Jove y su conexión con el puerto del Musel en forma de soterramiento en base al acuerdo establecido en su día entre la plataforma vecinal, defensora del valle de Jove, y el Ayuntamiento gijonés para no contaminar el proyecto de urbanización del Lauredal.

Este nuevo revés ha vuelto a disparar las alarmas, con razón, del conjunto de las fuerzas políticas locales y regionales y patronales del transporte ya que la falta de accesos reales, veloces, con capacidad y seguros hacia la meseta castellana es nefasta al restar competitividad a los puertos de Avilés y de Gijón y, por elevación, a Asturias. Sin embargo, no es admisible que todos ellos pongan el acento en identificar y justificar que los altos índices de contaminación en la zona Oeste sea debido a la falta de concreción y ejecución de dicha obra, dando por bueno, que se mantendrá la situación hasta que la misma no se realice. De haber existido voluntad empresarial y fortaleza política el problema de la contaminación estaría resuelto hace años.

Para saber lo que está por llegar hay que saber también lo que se deja atrás para no desfigurarlo pues ya se sabe que nuestro cerebro tiende a olvidarlo todo como si antes no hubiese pasado nada. El colectivo vecinal por la defensa del valle de Jove creado en junio de 1994 contrario a la autovía a El Musel por Jove en superficie (desautorizada más tarde por la UE) la contrapuso con la alternativa de autovía por Aboño desdoblando la AS 19 y entrada al puerto a través del túnel de la Campa Torres. En su defensa se reunieron datos técnicos que sirvieron de base irrebatible para planteamientos y alegaciones sólo descalificados por la subjetividad arbitraria técnico-ingeniera y políticos de notorio ego susceptibles a intereses empresariales.

Descalificaciones y susceptibilidades aparte, lo que fue evidente es que la conexión por túnel al Musel como nueva vía de servicio que conecta Aboño con la zona norte del puerto se inauguró el 19 de junio de 2006. En dicho acto los obstruccionistas a la alternativa vecinal en su osadía reconocieron como suyas las ventajas estratégicas que la obra reportaba para la ampliación del Musel. Allí estaban todos en un horizonte de plenitud disfrutando del buen concepto que tenían de si mismos. Dicho túnel, como recogía la alternativa vecinal, incidiría en la vertebración y la conexión territorial entre el puerto avilesino y el gijonés como impulso a la competitividad y desarrollo económico.

Incomprensiblemente, finalizada la obra del superpuerto, el túnel con coste de 6,6 millones de euros, las administraciones públicas presionadas por las patronales del transporte por carretera optaron por cerrarlo a todo tipo de circulación (la población de Carreño viene años reivindicando su apertura como vía natural más corta hacia el hospital de referencia de Jove) optaron por mantener la solución inadecuada que supone el actual tráfico de mercancías penosas, tóxicas y peligrosas por la avenida Príncipe de Asturias donde la ciudadanía se encuentra atrapada por verdaderos monstruos rugientes lanzando a la atmósfera toneladas de CO2 a través de los tubos de escape. Afrontar el elevado coste de una obra para inutilizarla después es un triple contrasentido político, técnico y de despilfarro económico.

La asociación vecinal Alfonso Camín lideró en los años aquellos el rechazo de los camiones por la zona con cortes de tráfico en Cuatro Caminos a pesar de las amenazas de cierto patrón del transporte dirigidas hacia directivos que se distinguían en la labor de desviar el tráfico nocivo hacia el túnel de Aboño. Han pasado dieciséis años y es hora ya de acabar con el circuito cerrado de acceso de camiones por La Calzada y reconducirlo hacia Aboño con propuestas de actuación política serias y libres de la presión de los patrones del transporte.

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