La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JC Herrero

"La semana blanca del Xidrón"

Echamos en falta a Agatha Christie y la recién desaparecida Ángela Lansbury para proponer el cambio del género negro para resolver nacimientos. No sabemos por qué los escritores se empeñan en matar a alguien, con lo bonito que son los partos, salir a la vida. No hay color.

La Semana Negra de Gijón ha propiciado plumas locales que vehiculan entre ficción y realidad, tramas policíacas, intrigas y misterios para una localidad en la que, como mucho, está el "entierru la sardina". Por cierto, ¿quién la mató?

Gijón es de las ciudades más seguras y pacíficas, es un hecho.

Se debate estos días el guion de una novela policíaca cuyos personajes, siendo irreales, toman carta de naturaleza al punto que hay cónclave municipal tratando de despejar, novela en mano, si alguien se identifica en ella.

Aquí el mosqueo no está en el "alguien ha matado a alguien" de Gila, hasta ahí podíamos llegar.

Se trata de una crítica que escapa a lo negro de las novelas, imbuida en temas sindicales, que ya me dirás tú a cuento de qué.

Quien se mete a opinar tuvo como padrino a un policía del mismo cuerpo –que no del delito–, del que se siente muy orgulloso, nos dio su nombre.

Habiendo vivido intramuros de esa imaginada comisaría del "Xidrón", nuestro empeño está en descubrir la bata blanca de una novela negra que aclare quién recogió a un bebé entregado en una central de policía del mismo pueblo.

Estando en el horno nuestra novela, más blanca que negra, cualquiera se atreve a publicarla, pues nos puede caer la del pulpo, con pleitos a esgaya.

Dejamos, en la trama, entrever quiénes de aquellos guardas de la época, incluso autoridades, eran candidatos a ser padre de una criatura.

Nada de crímenes, que está muy explotado en lo negro de la novela, cuanto más meter puyas a compañeros del cuerpo y corporación.

A ver si alguien se anima a hacer la "semana blanca de Xidrón", a descifrar nacimientos, sin que terceros se sientan aludidos ni menoscabada su identidad.

Compartir el artículo

stats