Ideologías fronterizas

La propuesta de Ramón Tamames para encabezar la moción de censura de Vox

Juan Manuel Moreno Cubino

Juan Manuel Moreno Cubino

El catedrático en Economía y expolítico Ramón Tamames acapara estos últimos días actualidad mediática al ser propuesto por Vox para abanderar la segunda moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez después de que los de Abascal fracasaran en su primera intentona. Según rezan las crónicas, el economista y exmilitante comunista negocia con Vox la moción bajo un discurso en el que se cuestiona el desarme de la Constitución emprendido por el gobierno de coalición. Sorprende, o al menos es sospechoso, que quien fuera un destacado árbitro a favor de la Constitución española del 78 se alinee con quien rechaza el estado de armonía de esta y le niega libertades, derechos y obligaciones democráticas.

Ramón Tamames salió del PCE en mayo de 1981 para crear a últimos del año 1984 su propio partido (Federación Progresista) siendo elegido diputado hasta 1987. Meses después ingresó en el Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez. Al poco, dejó el hilo de la política.

Con estos antecedentes cabe preguntarse qué química produce esta reacción para que Abascal y Tamames nos sorprendan con una reformulación y reunificación de ideologías con fronteras separadas de forma natural a lo largo de la historia. Se me ocurre como la más posible la que fluye de la visceralidad del odio que caracteriza a cualquier pacto de unión dirigido manifiestamente a minar al gobierno legítimo elegido por la ciudadanía bajo la sospecha de que este menoscaba los derechos constitucionales (rebaja del delito de malversación, eliminación de la sedición, etcétera) en beneficio de terroristas y separatistas.

En ese sentido, en la moción de censura, Ramón Tamames se ceñirá al discurso de lo que él considera un gobierno mejor para España. Lo que aún no ha explicado, al menos yo lo desconozco, es si ese mejor gobierno al que se refiere tendrá a Vox como destinatario a fe de garantizar el cumplimiento general de los derechos y obligaciones de la Constitución o solo aquella parte que refuerce su doctrina ideológica de carácter nacional fascista. Esto es lo que debería explicar con claridad el catedrático en economía y excomunista con el objeto de que la ciudadanía lo reubique también a él para salir de dudas en cuanto a si quedará o no sometido a la voluntad y autoritarismo de Vox.

Lo que es seguro, de llevarse a efecto la moción en los términos expuestos, es que las ideologías contradictorias de los dos principales protagonistas buscan la linealidad en una sola, eso sí, duplicada en la estrategia de producir un roto descomunal en el parlamento para erosionar desde dentro el poder legislativo del sistema democrático y reformar, a su antojo, un Congreso proceloso, encapotado de nubarrones y de tifones susceptible a turbulencias políticas.

Abascal, avanzando hacia la praxis comunista y, Tamames, retrocediendo hacia el filo falangismo-franquista, se clonan por doquier de amoralidad para conformar la Santísima Trinidad en busca de la alianza política que confraternice a la víctima (comunismo) con su potencial verdugo (franquismo) en un inusual camino libre de fronteras ideológicas.

Ramón Tamames ciñe una biografía política muy meritoria acuñada en momentos convulsos donde el franquismo se ensañaba con el activista político del PCE. Con ese bagaje cuesta creer que haya accedido a quedar atrapado en esa caza mayor de Vox para solventar la moción de censura, moción, que en el hipotético caso de prosperar, no abriría rayos de luz y de esperanza como abrigan Abascal y Tamames, sino un gran apagón constitucional que tendría en vilo al país.

"Escapé de los tigres, alimenté a los chinches, comido fui por las mediocridades" (Bertolt Brecht).

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