Varadero de Fomento

Homenajes variados

Reivindica Taibo II el rojerío, pero también salen vírgenes a paseo

Alejandro Ortea

Alejandro Ortea

Se nos ha ido la XXXVI edición de la Semana Negra con éxito esperable de asistencia de público y de contenidos en la participación cultural. Este año se homenajeo por parte de la organización a Paco Ignacio Taibo II que hace unos años prefirió dejar la primavera e inicio del verano gijonés para implicarse en México en la pelea de López Obrador que acabó de presidente y puso en sus manos la mayor editorial del continente latino que tiene carácter público. Treinta y seis eventos que no se interrumpieron ni con la pandemia, aunque tuvieran que tomar obligadamente otra configuración aquel par de años tremendos. Ha pasado el ecuador veraniego. Restan espectáculos y acontecimientos festivos para animar a esta decadente villa marinera que necesita ánimos y que, por cómo pintan algunos asuntos, va a ser difícil que se den en la cantidad que los sufridos ciudadanos necesitamos.

Va tomando marcha el funcionamiento de la instalación gasística de El Musel y, como tantas veces sucede por estos lares, pierden ínfulas los eternos y pertinaces opositores al progreso económico de la comarca. El puerto gijonés sigue a su aire adecuadamente y, tan bien, que hasta la cirujana con vara de mando le pide que se implique en el adecentamiento de los terrenos de Naval Gijón. Eso de implicarse significa que sea a costa de la Autoridad Portuaria la urbanización de la mitad aproximadamente de los terrenos que son propiedad del ente portuario. Luego, de la explotación y obtención, en su caso, de algún beneficio, ya si eso el Ayuntamiento o beneficiario resultante del subsiguiente pliego concesional.

Se nota que andan crecidos por estribor en el hecho de que cada año se pasean más santos, porque los clérigos también se vienen arriba cuando lo que creen su clientela natural se pone de moda en sociedad. Asturias, además, tiene la mala fortuna de que al frente del cotarro esté el ordinario más carca del episcopado español que elige a los curas más trabucaires para las parroquias más concurridas y destina a conducir por las parroquias de las montañas a los que son casi normales. El caso es que venga santo arriba, venga santo abajo. Este fin de semana pasado nunca en la villa y su concejo salieron a tomar el aire más vírgenes del Carmen. Puede parecer banal, pero es el síntoma de una situación social que denota una cierta enfermedad. Cuando proliferan las ganas del beaterío de salir a la calle es que se sienten con fuerza. Y eso va unido al crecimiento ultra, no cabe duda. Algo quedó sin cerrar bien durante la Transición y ahora nos vemos cerca del acantilado con la subida europea del fenómeno ultra. Un peligro serio a contener.

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