Pensar en un gran Gijón

Sobre una ciudad estancada en un no saber lo que quiere ser

Ezequiel Cala Arias

Ezequiel Cala Arias

Las ciudades medianas o intermedias han jugado un papel de nexo de desarrollo, de dotación de servicios básicos, sociales, producción de bienes y de cercanía de servicios que añadieron valor e identidad para interelacionarse con el campo y atraer riquezas a la urbe para generar intercambios, empleos y un movimiento dinámico tanto demográfico como económico.

El mundo va muy rápido y a la vez que se van conformando grandes bloques internacionales, pero acompañado con una gran variación y es que el protagonismo de las ciudades es cada vez mayor. Los movimientos migratorios son incesantes y la urbes van poco a poco concentrando a la mayoría de la población mundial. Ahí donde vemos ciudades medianas o intermedias como nuestra villa, simplemente lo son en un concepto urbanístico peninsular y europeo, siendo urbes pequeñas y sin peso específico en un mundo más global.

Gijón, en su máximo apogeo estival se disfraza de gran ciudad pero no deja de estar estancada en un no saber lo que quiere ser. Si avanzar hacia una ciudad más grande y más influyente o seguir dentro de ese grupo de ciudades europeas de tamaño medio y fáciles para vivir. Si queremos seguir teniendo servicios, comunicaciones y un nivel de vida más que aceptable pagaremos cada vez más por ello; la otra opción, es la de transformarnos en un área metropolitana propia, es buscar la manera de ser un centro de creación de innovación y riqueza. Esa es la disyuntiva de nuestra ciudad.

Tuvimos la oportunidad de líderar el Área Metropolitana Asturiana (AMA) o Ciudad Astur, pero ante la dejadez y despreocupación por llevar este proyecto adelante por parte de los ayuntamientos del área central y de un Principado que quedaría desdibujado, se esfumo lo de hablar de una gran urbe. Así, que mientras seguimos con debates interminables como son el muro, los toros, la movilidad o el soterramiento, alguien debería pensar si ese debate sin fin es debido por habernos quedado realmente estancados y, sobre todo, si vale la pena rescatar el pasado para seguir igual.

Sin AMA, habrá que pensar en crear un Gran Gijón, sumar a los municipios limítrofes para crear la segunda gran área metropolitana del Cantábrico. Seguir pensando en pequeñito significa seguir aislados y sin peso en las decisiones y por tanto en las políticas, motivo por el cual seguimos con los debates interminables sin resultados palpables, dando igual el color político del momento.

Los grandes cambios de nuestra era suceden en las ciudades, en urbes como la nuestra y constituyen los núcleos principales de actividad económica y social, aglutinando una mayor necesidad de recursos. No hay otra opción que trabajar para seguir transformando nuestra villa hacia un Gran Gijón o seguirá siendo una ciudad más centrada en sí misma y endogámica, contenta de sí misma pero sin querer avanzar en un mundo global que ya no espera por nadie.

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