Zorreando

El proceso de elección para Eurovisión

Raúl Suevos

Raúl Suevos

Es debido reconocer que, después de años de clara desorientación, Televisión Española parece haber encontrado el camino para elegir la propuesta anual para el certamen de Eurovisión. Lo del Benidorm Fest, según declaran las audiencias televisivas desde que la fórmula se ha puesto en marcha, es un exitazo de espectadores, o un tubazo, en términos modernos, si ustedes lo prefieren. Otra cosa son las percepciones particulares.

Este año, como en los anteriores, dediqué la noche del sábado a catar las propuestas musicales de la ocasión, y, en general, me parecieron festivaleras de oportunidad, o fuera de las coordenadas, como la señora Pelae, que pese a su indudable nivel artístico y su perceptible calidad vocal, llega con una propuesta aflamencada que ya en varias ocasiones ha mostrado sus escasos resultados ante las sintonías eurovisivas.

La opción ganadora, traída por una pareja valenciana, de largo y discreto recorrido musical él, entra en lo que se puede encuadrar como tecno-pop, es decir, lo que usted quiera con soporte más o menos disco, una escena rompedora con dos bailarines… impactantes como poco, y un desempeño vocal que quizás no era lo mejor de la actuación; aunque todo esto queda ciertamente opacado ante la fuerza del mensaje de "Zorra", que así se llama la canción. Les deseo lo mejor.

Antes de finalizar es obligado citar a lo que para mí fue lo mejor del festival, el bolero clásico presentado por un joven canario, San Pedro, creo que es su nombre de guerra, una aportación sacada casi del baúl de los recuerdos, que sirve para recordar que no toda la música moderna se limita al reggaetón y similares, y que el vocalista interpretó magistralmente, con una voz llena de matices e intimismo, y que, en mi opinión, era lo mejor de todo el elenco presentado.

Es posible que en el fondo subyazga el recuerdo de aquel "Chiquilicuatre", u otras elecciones de patético recuerdo, y que por ello se busque actualmente opciones más "festivaleras", como puede ser esta "Zorra", que a su ritmo más o menos facilón, característica importante hablando de Eurovisión, añade una letra que "supuestamente" llama al empoderamiento femenino, algo que ya de entrada añadirá un plus a su desenvolvimiento a la hora de la verdad allí en Suecia. Ye lo que hay.

El resultado final, con independencia de si este no es ganador, es el olvido casi inmediato, o tras unos pocos meses, como la alabadísima Chanel nos ha mostrado con su casi desaparición de los circuitos comerciales, algo que también ha alcanzado a la vencedora del pasado año. Y es que el negocio de la industria musical es intrínsecamente descarnado y feroz.

Suerte para la "Zorra".

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