El Camín de San Cucao, la senda de la "xaronga" que visita el patrimonio indiano y palaciego de Llanera

La naturaleza está a un paso de los núcleos urbanos de Llanera y en torno a casi todos ellos hay sendas peatonales en las que disfrutar de un buen paseo con vistas a las verdes praderías de las llanuras que caracterizan al concejo. Uno de estos trayectos es el que puede realizarse desde Posada hasta San Cucao a lo largo de cuatro kilómetros de ida, que serán otros tantos de vuelta si se decide hacer también a pie el camino inverso, es decir, de regreso a la capital del municipio. Se trata de una pista habilitada para el caminante a un lado de la carretera, con vallado de madera, y que durante el recorrido va señalizada con divertidos carteles protagonizados por una rana – la "xaronga"– que va informando de la distancia que se lleva andada.

Para llegar al camino, una vez en Posada de Llanera se toma el desvío hacia la carretera de San Cucao y hay que caminar por un tramo de acera dejando atrás la iglesia parroquial y el colegio público de la localidad. Unos metros más adelante ya se da con la senda, el Camín de San Cucao, con un gran panel que marca su inicio y en el que se ve por primera a la "xaronga". En él se informa del recorrido y también de los beneficios de la actividad física. En la cartelería se destaca que "Caminar ye salú" y la cantidad de ejercicio semanal aconsejable.

"Una persona debería realizar a la semana como mínimo 150 minutos de actividad física moderada o de 75 de actividad física intensa o una combinación de las dos. Y para obtener aún mayores beneficios se deberían alcanzar los 300 minutos y 150 minutos de actividad moderada o intensa, respectivamente", indica con todo detalle el panel. Si se hace el camino de ocho kilómetros que suma la ida y la vuelta de la distancia entre Posada y San Cucao todos los días, se quemarán "entre 2.000 y 2.800 kilocalorías/semana", añade la información para motivar a quienes se detienen a leerla.

El trayecto no se hace en absoluto largo y es agradable, casi siempre llano. Permite conocer una de las zonas residenciales rurales más próximas a la capital del concejo, con un paisaje protagonizado por las ganaderías y las viviendas unifamiliares que se van viendo a uno y otro lado de la vía.

El camino pasa junto al centro social de San Cucao, varias casas indianas –Casa El Burión y Casa de los Pintado– y una vez superado el colegio público de la localidad, a la derecha, se abre una vista del palacio de Villanueva, del siglo XVII y uno de los emblemas del patrimonio local. Sus dos torres asoman majestuosas en una panorámica que se puede contemplar también desde la parte trasera de la iglesia de San Cucao, hacia la que podemos desviarnos un momento para conocer el edificio, el imponente tejo del exterior del templo y los ocho árboles de distintas especies que representan, cada uno, a un pueblo de la parroquia.

Salvo que decidamos realizar este pequeño desvío, el trayecto es siempre en línea recta, aunque una vez dejemos atrás, a nuestra derecha, la iglesia, el camino se convierte ya en un tramo de acera. Es la parte final de este paseo que suma entre sus muchos atractivos el hecho de conectar con otras rutas por la zona que alargan el trayecto.

RUTAS CONECTADAS

Pasada la iglesia, se ve en la carretera un desvío a la izquierda hacia Guyame. Si lo cogemos, a menos de medio kilómetro se encuentra el llamado castillo de San Cucao o Torre de los Valdés. Se trata de una construcción con orígenes en el siglo XIV. Aunque muy modificado, sigue siendo de gran belleza y crea un paraje de cuento integrado en un entorno en el que se ven muchos caballos por la proximidad de un centro ecuestre en la zona.

Desandando lo andado volvemos a la carretera para regresar a la zona del templo parroquial. Antes de volver a cruzar damos con un núcleo de viviendas donde una de las más antiguas es uno de los pocos ejemplos de la casa mariñana de la que antaño sí hubo numerosas muestras en Llanera. No está en buen estado, pero conserva la singularidad del diseño de este tipo de edificaciones.

En el camino de vuelta hacia Posada también es posible coger un desvío hacia Villanueva para llegar hasta el palacio del mismo nombre y que salió a la vista en la ida. Es aproximadamente medio kilómetro lo que hay que andar para bajar por el camino que lleva hasta la imponente edificación.