Fallece a los 87 años Ignacio Gallo, párroco de Lugo de Llanera durante tres décadas: "Un hombre bueno"

El sacerdote, natural de Taramundi, donde será enterrado hoy, promovió la ampliación de la iglesia de Santa María y la construcción del cementerio

Ignacio Gallo, en una imagen de 2018. | LNE

Ignacio Gallo, en una imagen de 2018. | LNE / Lucía Rodríguez,

Lucía Rodríguez

Más de treinta años ejerciendo como párroco en Santa María de Lugo de Llanera y casi 63 de ministerio sacerdotal. Ignacio Gallo, quien se despidió de sus feligreses llanerenses en el año 2018, falleció ayer por la mañana en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Tenía 87 años de edad.

Gallo nació en San Martín de Taramundi el 15 de marzo de 1936. Según lo definen aquellos que lo conocían, era un "hombre sencillo de raíces vaqueiras, muy querido en la zona de Naraval, donde se implicó de lleno en la realidad del occidente asturiano, al que tanto amaba, reclamando arreglos de carreteras y traídas de agua para aquellas zonas mas humildes".

Estudió en el Seminario de Tapia de Casariego, pasando por las sedes de Covadonga y Oviedo, donde concluyó su formación en Teología, para ordenarse sacerdote en el año 1961, de manos del entonces arzobispo coadjutor, Monseñor Segundo de Sierra y Méndez. Tras ello, fue nombrado coadjutor de la iglesia de Santa María de Villaviciosa, en lo que sería su primer destino.

El sacerdote llegó a Llanera en 1988, después de pasar por las parroquias de San Martín de Anes (Siero), San Salvador de Naraval , Santa María de Muñalén, San Francisco de Paula de Rellanos y San Martín de Calleras, todas ellas en Tineo. En Lugo, fue el principal promotor de la ampliación del templo parroquial, la construcción del nuevo cementerio, la organización de los primeros campamentos en la provincia de León, la creación de la casa de acogida "Lucus Acoge" o la publicación de la historia de la parroquia.

Por otro lado, aquellos que tuvieron contacto con él de una u otra forma, recuerdan que, además, "impulsó la recuperación de la devoción de Santa María de Lugo, patrona de la parroquia". La imagen fue bendecida por el papa Juan Pablo II en la visita del pontífice a Asturias en 1989. Ignacio Gallo concelebró la histórica eucaristía del ahora santo en La Morgal, en las inmediaciones de Lugo, a la que asistieron más de cien mil personas.

Por cierto, el aeródromo de La Morgal también fue atendido espiritualmente por Gallo, siendo el encargado de las celebraciones de la fiesta de Nuestra Señora de Loreto, bendiciendo las avionetas y oficiando los funerales de los pilotos fallecidos.

Además, el sacerdote acudió durante muchos años a la localidad de Robledo para participar en la festividad de Sant´Antón a través de la bendición de las mascotas y animales domésticos de la parroquia y de otros puntos del concejo llanerense.

En septiembre de 2018, tras la despedida de sus fieles de la parroquia de Lugo, se instaló en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Fue relevado por el sacerdote José Antonio Bande, quedando él como párroco emérito de Santa María. Hasta mediados de 2019 colaboró con las parroquias del barrio ovetense de La Tenderina y de Limanes, en Siero. Cuando su memoria y reflejos comenzaron a fallar, decidió pasar a la jubilarse.

La capilla ardiente quedó instalada ayer en la capilla de Altares de la Casa Sacerdotal, donde se celebrará un primer funeral a las diez de esta mañana. A continuación, los restos mortales serán trasladados a su localidad natal, donde se celebrará otra función religiosa a las 17.00 horas, tras lo que recibirá sepultura en el cementerio parroquial. El próximo sábado habrá una eucaristía en su recuerdo en la iglesia de Lugo.

"Es una gran pérdida, le tenía muchísimo cariño", dijo ayer José Julio Velasco, párroco de Posada y vicario del Centro, al recordar la figura de Ignacio Gallo.

José Antonio Bande, párroco de Lugo de Llanera, Villapérez y Pruvia, define a Igancio Gallo como "un hombre al que le iba lo sencillo y cotidiano en el trato con la gente y con sus feligreses". Recuerda que "era muy directo y tenía una fina ironía e, incluso, a veces, políticamente incorrecto". Y es que hay quien dice que sabía cuándo y cómo había que reñir, llegado el caso, porque "carácter y temperamento sí que tenía". Aunque era una persona con "un gran corazón, honda sensibilización social y preocupación por los más desfavorecidos".  

Durante los años que pasó en la parroquia "dispensó acompañamiento personal a una gran cantidad de personas que lo necesitaron, lo que le llevó a ganarse lazos de amistad y cariños duraderos", indica Bande. Una de las anécdotas que recuerda el actual sacerdote de Lugo es que "cuando llegó la hora del relevo, me pidió que esperara al 25 de septiembre, ya que era la efeméride de su llegada a la parroquia de Llanera". Y, aunque no era de celebrar aniversarios, "30 años vividos y compartidos en un lugar, son parte importante de la vida y es algo que prende en la mente y en el corazón de forma imborrable", le aseguró por aquel entonces Ignacio Gallo