Pedro de Silva (Gijón, 1945), fue presidente del Principado entre 1983 y 1991. Presenta su último libro, “Ella. Un ensayo”, el próximo martes 9, a las 7 de la tarde, en el Club Prensa Asturiana de Oviedo. Su carrera literaria ha sido constante. Fue poeta y ensayista a la vez que político en activo, fue novelista en el cargo y siguió escribiendo en todos esos géneros a los que añadió el teatro. Escribe un billete diario en LA NUEVA ESPAÑA. En esta entrevista, que puede leer completa aquí, habla sobre la cooficialidad, el liderazgo de Pedro Sánchez o la cuestión catalana.

–Usted es un practicante de la sutileza. ¿Está desapareciendo de la política?

–Es una especie en peligro de extinción. El modelo de discurso se ha acortado mucho para la política y el conjunto de la sociedad. Se empobrecen los discursos, el idioma y la vocalización.

–¿Qué le produce la polarización política?

–El consenso era bastante cansino. A la política hay que darle el estatuto que le corresponde y relativizar la importancia del consenso o la polarización. ¿Qué produce la excesiva polarización? Un episodio muy grave antes de la pandemia: el intento de secesión de Cataluña. Es uno de esos episodios que pueden cortar la historia de una sociedad, no solo de un país y de una nación, con consecuencias incalculablemente negativas.

–¿Ve en ese conflicto la fuente de la polarización?

–Sí. Personalmente –con esa militancia beata que me lleva a decir que nunca voy a votar a otro partido, cosa escandalosamente necia– tiendo a ver la política bajo una ley principal: la estabilidad. No hablo de conservadurismo, sino de que no se produzcan graves rupturas en los equilibrios. Cuando se mira esto así puedes llegar a considerar que una fuerte polarización de derecha en este asunto de Cataluña no es necesariamente mala.