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Aunque las primeras investigaciones de la Policía Nacional apuntan a que la víctima podría haber acosado física y psíquicamente a su esposa, hay otra versión, en este caso la de los vecinos, quienes aluden a que podría ser el propio José Antonio Pérez Fernández el que recibía esos abusos por parte de su mujer. De hecho, los vecinos estaban ayer por la mañana divididos en su visión del matrimonio. Por una parte se encontraban los que señalaban que la familia «era muy normal, como el resto del vecindario. Charín -como la llamaban afectuosamente a la esposa- es una mujer muy educada que hablaba con todas las vecinas. A su marido lo conocíamos menos», señalaba uno de los viandantes que se había acercado hasta el lugar de los hechos. Sin embargo, una vecina de uno de los edificios anexos explicaba que a José Antonio Pérez Fernández «siempre se le veía como decaído». En cuanto a Rosario M. L., esta vecina señaló que «padecía de nervios, pero no la creo capaz de matarle».

Tampoco se ponían de acuerdo los vecinos al señalar cómo era la relación que mantenían Rosario y José Antonio. Algunos llegaban incluso a apuntar que «las discusiones eran continuas», algo que contrasta con la versión de otros, quienes afirmaba que «nunca hemos escuchado un grito entre ambos».

Palabras que pronunciaron tan sólo los vecinos de los edificios cercanos, ya que los del propio inmueble se negaron a hacer declaraciones, en previsión de que también tuviesen que ser llamados a declarar por la Policía.

La víctima, conocida por el mote de «Plagano», trabajaba como carpintero. Aunque en los últimos años había pasado una mala racha laboral, hacía poco que se había vuelto a reincorporar a una empresa del sector. En cuanto a su mujer, los vecinos señalaron que se había dedicado a cuidar a personas, pero no aseguraron que esa fuese su labor actual. Por otro lado, y respecto al suceso, en un principio, se llegó a pensar que el hombre podría haberse agredido a sí mismo, pero la Policía lo desmintió más tarde.