El Valín (Castropol),

Jorge JARDÓN

Pocas personas, comenzando de la nada, han logrado un éxito tan consistente en la comarca. Se trata de la sociedad formada por Gerardo Palacio y Arturo González, quienes, dos años después de haberse iniciado como vendedores ambulantes de pescado fresco por los pueblos, en 1986, como empleados de Pescados Iglesias, de Sariego Mayor, cambiaron su actividad para dedicarse al pescado congelado en Cantabria y, un año más tarde, determinaron extender su sociedad al occidente asturiano, trayendo como socio a su primer patrón, Enrique Pérez Iglesias. Tal vez ello haya sido la razón del nombre de Congelados Egea, por las iniciales de los tres socios, si bien Enrique Pérez abandonó pronto la sociedad.

Así que los dos socios fundadores decidieron repartirse el territorio. Uno de ellos se quedó con Cantabria y con las bases que se fueron creando a continuación, como las de Álava, Madrid, Logroño y León, y el otro, con Tapia, El Valín y Vigo. Las oficinas las establecieron en Siero, por ser un lugar intermedio entre Cantabria y el occidente asturiano. La aventura empresarial supone contar en estos momentos con 134 vendedores y 90 furgonetas de reparto. Así se explica que la empresa facturase el pasado año seis millones de euros, alcanzando los ocho este año.

Gerardo Palacio, que es el encargado del área occidental, señala que cada vendedor tiene cinco rutas semanales, ya que abarcan Vivero, Meira, Ibias, Allande, Tineo, Cangas, La Espina y Novellana, así como todo lo que supone el territorio comprendido en esos límites geográficos.

Con estos comienzos arrasadores no sorprende que la empresa haya abandonado las instalaciones de Tapia para adquirir una nave considerable en El Valín, en Castropol, y haya comprado, además, una nave en el polígono de Barres, en la que se concentran la venta y la elaboración para todas las bases de la empresa.

El volumen es tan considerable que a los dos socios no les ha quedado más remedio que comprar otra nave contigua en el polígono de Barres para duplicar el espacio, lo que permitirá pasar de elaborar 40.000 kilos al mes a 100.000, ya que dispondrá de un túnel de congelación con capacidad para mil kilos cada hora. Un túnel que no está al alcance de todo el mundo, puesto que su precio es de 300.000 euros.

Las dos naves del polígono de Barres suponen una inversión de 2,5 millones de euros, y la empresa se ha convertido en una de las tres primeras en creación de empleo en el concejo de Castropol. A pesar de que se elaboran merluza, atún, congrio, salmón, mero, bacalao, sopas de marisco y paella de marisco, el pulpo es lo que más aceptación está teniendo entre los consumidores; ya se han alcanzado los 26.000 kilos de venta en el mercado.

Actualmente, están a la espera de que les llegue una máquina de fileteado de chicharro, caballa, sardina y lirio; se espera que toda la ampliación esté funcionando para el 10 de noviembre.

Además de su implantación en el mercado por la calidad de sus productos, el grupo Egea se ha convertido en todo un referente en la comarca, siempre dispuesto a colaborar con diversas actividades deportivas o festivas. Conviene recordar que la empresa patrocina cicloturismo en La Caridad, fútbol sala en Tapia y en Fonsagrada (Lugo), fútbol en Boal y en Barcia y remo en Castropol y en Vegadeo, al tratarse de concejos clientes de la casa.