Novellana (Cudillero)

Esther Pérez González no quiere jubilarse aún. A pesar de tener ochenta y tres años de edad, esta mujer acude todos los días de la semana a su puesto de trabajo, una pequeña tienda que fue abierta por ella y su marido, José Pérez Ríos, el 19 de julio de 1951 en la localidad cudillerense de Novellana. El trabajo la mantiene entretenida y en contacto con sus vecinos, los cuales elogian la labor realizada por este matrimonio de comerciantes a lo largo de casi seis décadas en las que apenas disfrutaron de descansos.

La droguería de Novellana, como es conocida la tienda de Esther Pérez en los alrededores del pueblo, es un pequeño local de apenas veinticinco metros cuadrados que se sitúa en el bajo de una casa al pie de la carretera de Galicia, la nacional 632. «En 1951 abrimos sus puertas. Por aquel entonces era una droguería. Vendíamos productos de limpieza y perfumes», explica José Pérez Ríos, de 85 años, el cual llegó a Asturias procedente de Lérida con apenas veinte años de edad. Y añade: «En Novellana había más tiendas y pronto comprendimos que teníamos que ampliar nuestra oferta, así que, en 1952, comenzamos a vender todo tipo de artículos».

«Los propios clientes nos decían lo que necesitaban y nosotros lo íbamos trayendo», subraya la veterana tendera, la cual continua señalando que aunque el local es pequeño llegó a contar con varias secciones. «En nuestras repisas teníamos herramientas, artículos de droguería, comestibles, prensa, calzado y telas», enumera tras el mostrador del comercio, que continua siendo el mismo que hace más de medio siglo. «Las estanterías y el mostrador fueron hechos por un primo mío que era carpintero en Cadavedo», recalca Pérez.

No obstante, no sólo el interior de la droguería de Novellana destila un encanto especial. Lo realmente sorprendente del comercio reside en la entrega al trabajo de sus regentes pues, cabe decir que desde su apertura el comercio tan sólo cerró en contadas ocasiones. «Vivimos aquí. Únicamente cerramos para comer. La salud nunca nos ha fallado y, hasta el momento, sólo nos hemos ausentado para realizar viajes con el motivo de visitar a familiares», afirma José Pérez quien va aún más lejos y advierte de que desde que hace veinte años su mujer tomará las riendas de la tienda, no ha faltado ni un día a su puesto de trabajo.

«Nuestra tienda es la única que queda en la zona. Todas las demás fueron cerrando», precisan José y Esther. Cada día, decenas de vecinos se dejan caer por su comercio para comprar el pan, otros productos de primera necesidad y la prensa. Además, por si esto fuera poco, en su local también se vende el cupón. «El cuponero nos deja los boletos y la gente acude a comprarlos. Los lugareños no quieren que cerremos», subraya el matrimonio cuya actividad se multiplica en verano con motivo de la llegada de turistas y de peregrinos a la zona.

Su profesionalidad ha servido a José y a Esther para ganarse el cariño de sus conciudadanos. Asimismo, la labor del fundador no sólo se limitó a atender su negocio, sino que durante años luchó por el pueblo. Prueba de ello es que en 1962 formó junto a otros dos vecinos una comisión para ornamentar Novellana con motivo del premio al pueblo más bonito de Asturias. «Vencimos y nos dieron como premio 100.000 pesetas con las que acometimos la primera traída de agua potable al núcleo», recuerda el empresario, quien también presidió durante doce años la comisión de festejos. Como reconocimiento a su labor, la asociación «Amigos de Cudillero» le hizo entrega en 2009 del premio «Peña Roballera».

José Pérez se jubiló en 1990 pero su esposa ha optado por seguir al pie del cañón. «Le coges cariño a todo esto. Probablemente estuviese mejor jubilada pero como, gracias a Dios, gozó de buena salud prefiero seguir aquí», explica Esther Pérez y afirma que seguirá en su tienda mientras su cuerpo aguante. «Me gusta estar en contacto con la gente», concluye.