La joven foca rescatada el martes en la playa de Carranques (Carreño), de apenas dos meses de vida, se recupera en las instalaciones que la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) tiene en la localidad valdesana de La Mata. El ejemplar, un macho de quince kilos, recibirá los cuidados que requieren sus heridas, presumiblemente provocadas por el ataque de un perro, hasta que su vida no corra peligro y sea posible su reinserción en el medio natural.

El animal trasladado a Valdés fue avistado por primera vez el lunes, pero no se recogió hasta la tarde del martes. Otras dos focas fueron localizadas por los miembros del colectivo en la misma zona, pero su estado de salud no requirió intervención alguna.

"En la llamada nos contaron que un hombre azuzaba a un perro contra la foca", explica Luis Laria, presidente de la Cepesma. Fruto de este ataque, la foca sufre mordeduras en un costado y en la aleta trasera, además de daños en el oído y en el ojo. "Es casi seguro que perderá la visión de ese ojo", lamenta Laria.

"Está muy delgado. Lo hemos sondado varias veces porque venía con diarrea", apunta el presidente de la Cepesma. El estado del animal ha mejorado, y ya ha sido posible alimentarlo a base de parrocha fresca. Si evoluciona correctamente, pronto podrá alimentarse solamente a base de sólidos.

La aparición de este tipo de animales en las costas asturianas es un fenómeno habitual, que se reproduce cada año por estas fechas con mayor o menor intensidad. El año pasado, la coordinadora contabilizó cinco casos de llegada de focas al litoral cantábrico. Ninguna de ellas requirió asistencia. El año anterior, fueron 31, de los que cuatro fueron tratados por la Cepesma. "Logramos devolverlas a la libertad", recuerda Laria.

Ante la posible llegada de más focas a las playas de la región, sobre todo hasta el mes de febrero, Luis Laria aconseja "no acercarse al ejemplar" y bajo ningún concepto intentar tocarlas. "Son animales que llegan indefensos, tras muchos kilómetros de travesía desde el norte de las islas británicas, y lo único que desean es descansar. Pueden morder, porque es su única forma de defensa", señala. También recomienda llamar a los servicios de emergencia y no publicitar el lugar en el que descansan las focas. "La gran mayoría de las personas van con buena intención a ver a las focas, pero también hay casos en que las molestan o agreden, de auténtica desvergüenza", zanja Laria.