8-M: Día de la Mujer // LAS ROMPETECHOS

La primera mujer que llegó a la Alcaldía de Vegadeo tenía 27 años y gobernó dos décadas

"Fuimos capaces de adelantarnos en el 83 y decir: ‘Estamos aquí y queremos ser visibles’; ahora no hay que dar pasos atrás, hay que ser valientes", alienta la expolítica Servanda García a las más jóvenes

Servanda García, exalcaldesa de Vegadeo y exconsejera de Medio Rural, posa  en su casa de Abres (Vegadeo) para la serie Rompetechos del 8M.

Servanda García, exalcaldesa de Vegadeo y exconsejera de Medio Rural, posa en su casa de Abres (Vegadeo) para la serie Rompetechos del 8M. / Tania Cascudo

"Las mujeres no deberíais haber salido de la cocina", le espetó un vecino de avanzada edad en el despacho de la Alcaldía. Ella se levantó a abrir la puerta y le invitó a no volver hasta que aprendiera a hablarle de forma respetuosa. No volvió por allí. Cuenta Servanda García que en dos ocasiones tuvo que escuchar frases de este tipo, en ambos casos de hombres mayores. Fueron la excepción en su larga carrera política, ya que, al margen de las habladurías, siempre se sintió querida y respetada. La veigueña se hizo con el bastón de mando de Vegadeo en 1983, a sus 27 años, y gobernó de manera ininterrumpida hasta 2003. Fue pionera en Asturias junto a Mercedes Fernández, que gobernó Boal una década, y Soledad Rodríguez, que estuvo cuatro años al frente de Illano. Fueron las tres primeras asturianas, las tres del Occidente, que en democracia se sentaron en un sillón hasta entonces reservado a los hombres.

Fue en Oviedo, durante sus estudios de Derecho, cuando le entró el gusanillo de la política. "Era época de asambleas, movilizaciones... y me empecé a implicar. A través de Álvaro Cuesta y su mujer, porque entonces necesitabas dos valedores para afiliarte, me afilié al PSOE, en la Agrupación de Buenavista-El Cristo, porque vivía allí. Fue en 1977", relata Servanda, que se jubiló en 2020. Cuando acabó la carrera se fue a trabajar a Vegadeo, a la correduría de seguros de su padre. La propia Agrupación Socialista de Vegadeo le propuso ser cabeza de lista en 1983. "‘¿De verdad?’, pensé cuando me lo propusieron. Yo era conocida por mi padre, Fermín, el director de la Caja Rural. No pensaron en mí por mi valía porque no me conocían. Creo que lo pensé poco, porque, si lo hubiera analizado más, lo normal hubiera sido salir corriendo, pero en aquella época los jóvenes teníamos muchas ganas de cambio, de que hubiera relevo generacional, así que acepté", explica.

No recuerda discriminación alguna durante la campaña, aunque su elección generó "mucha curiosidad" y los mítines se llenaban. "Por parte del PP sí que tuve que escuchar alguna frase como que una joven universitaria con coche pidiese el cambio, como diciendo que adónde iba. No entendían qué pintaba yo allí", explica. Si hubo rechazo, ella no lo notó. "Al no haber redes sociales, ni móviles, creo que no se notaba tanto el peso de la crítica como ahora", reflexiona. Logró que el PSOE pasara de dos a cinco concejales. Empató en ediles con el PP, aunque ganó por 127 votos. "No se me olvida porque tenía 27 años y conducía un 127", bromea. Contó con los apoyos del concejal de CDS y de los dos que sacó la candidatura independiente Vegadeo 1.

Y llegó el día de sentarse en el despacho: "Llegar sin experiencia de ningún tipo a aquel despacho fue una sensación tremenda. Los funcionarios mayores decían a mi espalda que no iba a aguantar cuatro días". Recuerda las dificultades de los inicios, sin apenas personal y con muy pocos medios, lo que generaba "una sensación de aislamiento". Compatibilizaba su labor en la Alcaldía con su trabajo en la correduría de seguros, que acababa siendo el otro despacho municipal.

"Pronto pasé a tener mayoría absoluta y creo que la gente me respetaba porque veía que trabajaba. Y al ser pocas mujeres, es verdad que la gente se quedaba con tu nombre porque era una excepción. Recuerdo, siendo ya consejera, ir a actos a zonas del Oriente y escuchar: ‘Mira es la alcaldesa de Vegadeo’, les quedó esa referencia", explica. Se crio, relata, con conciencia feminista gracias a sus padres, y eso dejó huella en su forma de ser. Así que en política tuvo claro que no iba a consentir comportamientos machistas e hizo lo posible por pelear asuntos que fomentaran la igualdad de género. Vegadeo fue de los primeros municipios en tener un Centro Asesor de la Mujer y un Consejo Local de la Mujer porque "luchamos por esos servicios y por apoyar iniciativas de igualdad".

Con sus compañeros alcaldes del Occidente la relación fue buena, de igual a igual, aunque sí que tenía que apurarlos para ir al grano en algunas reuniones interminables. "Tardábamos un siglo y yo tenía que llegar a casa porque quería estar con mis hijos; en cambio, ellos se iban a tomar algo. Creo que ellos siempre lo tuvieron y lo siguen teniendo más fácil. Las mujeres seguimos poniendo por delante lo personal", reflexiona. Recuerda a su hija pequeña agarrada a su pierna para que no se marchara para ir a un Pleno o los eternos viajes a Oviedo, en un tiempo en que no había móvil para estar pendiente de lo que pasaba en casa. "A veces tenías ese sentimiento de estar fallando a tus hijos", admite. Sin embargo, pese a todas las renuncias, nunca se arrepintió de la decisión tomada y sostiene que, para alguien a quien le gusta la política, "no hay mejor trabajo que ser alcaldesa de tu pueblo".

A Servanda García también le tocó ser la primera consejera de Medio Rural y Pesca de Asturias, un cargo ocupado hasta entonces por varones. Estuvo cuatro años en el puesto y, después, otros cuatro como diputada regional. Regresó a casa para recuperar la Alcaldía, pero no pudo ser, y le tocó ejercer de líder de la oposición de la entonces alcaldesa del PP, Begoña Calleja. En 2015 dejó para siempre la política activa, tras más de tres décadas. Por eso, tiene algo que decir a las jóvenes que entran en política, convencida de que las mujeres aportan "más cercanía y racionalidad, son más receptivas y sensibles a los problemas". "Lo que les digo a las jóvenes es que no pierdan el contacto con el territorio y que se pongan una capa dura de protección para que no les hagan daño las opiniones, especialmente las vertidas en redes sociales. Tienes que tener claro adónde quieres ir y lo que quieres hacer, y hacerlo con los pies en el suelo. Y, sobre todo, tener siempre un lugar al que volver, porque es bueno ser libre", añade.

Es una firme defensora de la decisión de aplicar cuotas de género, para hacer ese esfuerzo colectivo de que las mujeres den el paso. "Las mujeres siempre tienen más reticencias a participar, por los hijos, por el trabajo... reticencias que no vi en los hombres; por eso siempre fue más fácil encontrar hombres para la política y, a la hora de designar un cargo, siempre aparecen más hombres. No es que no haya mujeres, pero es más fácil dar con hombres, y si no es obligado no se hace ese esfuerzo de convencerlas. Me fastidia eso de que a las mujeres las ponen por cuota y a los hombres por valía. Mientras no haya normalidad total, las cuotas serán necesarias", añade. Deja claro que debe escucharse más la voz de la mujer y "no solo en lo social, que parece que las mujeres siempre se van a las concejalías de Servicios Sociales y no las vemos en Economía u Obras". En este sentido, añade, queda camino por hacer.

Y una última reflexión de esta veterana de la política que acaba de cumplir 68 años y está a punto de estrenarse como abuela: "En el 83 fuimos capaces de adelantarnos y de decir: ‘Estamos aquí y queremos ser visibles’; así que ahora no hay que dar pasos atrás, hay que ser valientes, porque somos tan capaces como ellos. No hay diferencias, y podemos desempeñar cualquier cargo. Debemos seguir dando pasos hacia delante y conquistar aquellos puestos a los que aún no hemos llegado no solo en la política, sino en todos los ámbitos, porque sigue habiendo pocas mujeres al frente. Deben contar con nosotras".

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