La Tapia moderna que concibió el primer Marqués de Casariego con una inversión de 15 millones de reales

El investigador Diego Fernández repasa la trayectoria de Fernando Fernández-Casariego como colofón a los actos por el siglo y medio de su fallecimiento

Fachada principal del instituto a principios del siglo XX.

Fachada principal del instituto a principios del siglo XX. / R. T. C.

Al investigador tapiego Diego Fernández Méndez le tocó este sábado repasar la vida y obra de Fernando Fernández-Casariego como colofón a los actos de conmemoración del 150 aniversario del fallecimiento de este gran benefactor local, “inspirador del Tapia moderno”. Realizó un viaje desde su origen humilde en Tapia, en 1792, a su fallecimiento en Madrid, en 1874, convertido en empresario y banquero de éxito. Sin embargo, Fernández-Casariego nunca olvidó su pueblo y la prueba es que llegó a invertir quince millones de reales en algunas de las obras más insignes de la villa. “Según una estimación de varios expertos, las obras que ejecutó tendrían un coste en la actualidad de entre 200 y 230 millones de euros”, apunta el investigador.

Fotografía del Marqués de Casariego.

Fotografía del Marqués de Casariego. / R. T. C.

“No hay manera de documentar adecuadamente su época infantil y juvenil”, relata Fernández, lo que da idea de su procedencia humilde. Tampoco está probada la razón de su marcha a la capital española, si bien la tradición oral, recoge que “comenzó su fortuna yendo primero a Oviedo y posteriormente a Madrid con seis mulas cargadas de hilados y calcetería, y que ganando dinero en ese tráfico, prosiguió hasta establecerse en un comercio de la calle de la Victoria, en Madrid”. 

Por la izquierda Diego Fernández, Isabel Allendesalazar; el presidente de Amigos de la Historia de Tapia, Isidro Fernández; el vizconde de Tapia, Juan Allendesalazar;  junto a otra familiar y el Alcalde de Tapia, Pedro Fernández, en el acto del auditorio.

Por la izquierda Diego Fernández, Isabel Allendesalazar; el presidente de Amigos de la Historia de Tapia, Isidro Fernández; el vizconde de Tapia, Juan Allendesalazar; junto a otra familiar y el Alcalde de Tapia, Pedro Fernández, en el acto del auditorio. / R. T. C.

Señala el ponente como “admirable” el hecho de que un vecino de un pueblo tan humilde como las Tapias, como se conocía en aquella época, “hubiera llegado a ser Prior del Tribunal de Comercio de Madrid, en 1841”. Este banquero, empresario y senador tiene un largo currículo profesional en el que figuran datos importante como haber sido cofundador del Banco de Isabel II en 1844 o consejero del Banco de España a partir de 1860. “Gracias a Casariego, Tapia paso de ser una pequeña villa intrascendente a ser capital de un moderno concejo con todo lo que eso implica. Sin la generosidad de Casariego, las Tapias, las dos parroquias, San Martín y San Esteban, no habrían pasado de ser un pequeño conjunto de casas tal como ocurrió con tantos otros sitios de la costa del Occidente que cuentan, como contaba el puerto de Tapia, con una pequeña ensenada”, relata Diego Fernández quien narró como primer gran hito la intervención de Fernández-Casariego en la independencia del concejo. Su propuesta salió adelante porque hizo a la reina Isabel II “una oferta casi imposible de rechazar” al plantear la aportación de quince millones de reales para acometer todas las obras necesarias para el funcionamiento de Tapia como municipio.

Imagen del puerto en el año de su inauguración, en 1880.

Imagen del puerto en el año de su inauguración, en 1880. / R. T. C.

El 11 de enero de 1863 se creó el municipio y el 1 de marzo del mismo año tuvo lugar la constitución formal del Ayuntamiento, cuyo primer Alcalde fue Fernando Rodríguez Trelles. En su relato Diego Fernández dio cuenta de que la primera obra que financió el Marqués de Casariego fue el malecón de la playa: costó 300.000 reales y “acabó con las tempestades de arena que poco a poco enterraban la villa”. En la fachada marítima de Tapia otra de sus grandes obras fue el puerto, si bien nunca llegó a verlo acabado y fue uno de sus sobrinos, Fernando Pérez Casariego, el que remató el sueño de su antepasado.

Sí que pudo ver construido el edificio del Ayuntamiento, que se terminó en 1865, al igual que el instituto, concluido en 1867. “Hoy es el primer aniversario de un acontecimiento fastuosísimo para esta afortunada villa; de aquel acto sublime, en que por la generosidad de un Patricio, con autorización del Gobierno, a presencia del Ayuntamiento, ante innumerable concurso y con general satisfacción, tuve la inmerecida honra de abrir las puertas del templo de la ciencia, erigido en nuestro suelo; y tuvimos todos la incomparable dicha de contemplar el oriente de un sol nuevo que venía a iluminar nuestra comarca, el sol de la inteligencia y de los”, dijo el director del centro, Antonio Tol y Cancio, en el discurso de apertura del curso 1868-1869.

Grabado de J. Cuevas fechado en 1874, año del fallecimiento del Marqués.

Grabado de J. Cuevas fechado en 1874, año del fallecimiento del Marqués. / R. T. C.

En el repaso de Diego Fernández, también se hizo mención a la obra del alcantarillado, convirtiendo a Tapia en la primera villa de la comarca en disponer de este servicio. Importante fue también la plaza de abastos, hoy desaparecida, o la fuente conocida como Fontenova y “hoy convertida en uno de los símbolos de Tapia”.

Dijo Diego Fernández que sigue vigente una reflexión pronunciada en su día por el historiador Gonzalo Anes y es que “no existe el gran libro que merece Don Fernando Fernández-Casariego”. En parte, añadió, porque no existe el archivo familiar que ofrecería todas las claves de un personaje que no solo fue benefactor de su pueblo, sino que ayudó siempre que fue requerido en diferentes contextos y lugares. En este sentido, el investigador tapiego subrayó “un aspecto de su vida totalmente desconocido, del que ningún historiador hasta el momento habló, y es la labor filantrópica y humanitaria que realizó en toda España, muy especialmente en Asturias”.

Los asistentes al acto de homenaje de este viernes, posando junto al cuadro del Marqués que preside el instituto de Tapia.

Los asistentes al acto de homenaje de este viernes, posando junto al cuadro del Marqués que preside el instituto de Tapia. / R. T. C.

Fernando Fernández-Casariego falleció en su casa de Madrid, poco después de cumplir los 82 años y aquejado de una pulmonía. Y como punto final, vaya esta reseña que rescató Diego Fernández de la prensa de la época: “Ayer ha pasado a mejor vida el conocido capitalista Sr. Don Fernando Fernández Casariego, que con honradez acrisolada y notoria, con incansable laboriosidad y una vida privada modestísima en lo que a él personalmente se refiere, había llegado desde las clases más humildes de la sociedad a formar una de las más considerables y saneadas fortunas de nuestro país, fortuna que ha consagrado en parte a mejorar la suerte y la educación de sus paisanos”.