Así era el castro de Coaña en su época de esplendor: la espectacular reconstrucción en tres dimensiones del poblado de El Castelón

El artista Iván Cuervo muestra su reconstrucción del poblado fortificado prerromano del Occidente, que fue su primer trabajo de reproducción virtual

Perspectiva del castro de Coaña, con una reconstruccion de su entorno  de entonces y del aspecto constructivo en su momento de esplendor

Perspectiva del castro de Coaña, con una reconstruccion de su entorno de entonces y del aspecto constructivo en su momento de esplendor / Iván Cuervo

El ilustrador ovetense Iván Cuervo sigue dando alegrías a la arqueología asturiana. El año pasado recreó el rostro de un antiguo poblador de la sierra de Sobia, en Teverga, y ahora hace soñar con una reconstrucción virtual en tres dimensiones del castro de Coaña como lo conocieron sus pobladores. "En Asturias tenemos un material brillante y hay que sacarle partido, debemos ponernos en marcha ya y no quedarnos atrás", señala sobre las posibilidades que la tecnología ofrece para dar a conocer el rico patrimonio arqueológico del Principado.

Cuervo conoció El Castelón de la mano del arqueólogo Ángel Villa. Un encargo para realizar unas ilustraciones del yacimiento le abrió la puerta a un mundo que le fascinó desde el primer momento. "No conocía el castro, pero cuando empecé a trabajar sobre ello me enamoré. Ahí descubrí que era un mundo que me gustaba y que quería crecer en este sector", señala Cuervo, también diseñador en la editorial Hoja de Lata.

Se matriculó entonces en su primer curso de recreación virtual, cuya práctica era realizar una ciudad modelo en 3D. Todos los alumnos hacían el mismo modelo, pero él aprovechó sus conocimientos del castro coañés para centrar en él su trabajo. Los resultados sorprendieron y el equipo docente lo escogió como uno de los tres mejores trabajos de su promoción.

La cara del habitante de Teverga que bebía sidra hace 2.000 años.  | |  IVÁN 
CUERVO

Perspectiva del castro de Coaña, con una reconstruccion de su entorno de entonces y del aspecto constructivo en su momento de esplendor. / Iván Cuervo

Tres años después, ha publicado su trabajo en las redes sociales, llevándose el aplauso de sus seguidores. "El resultado sorprende, te quedas embobado viendo estas cosas. Es una herramienta súper potente para enseñar la historia", reflexiona, consciente del potencial de estos recursos. Las imágenes del castro forman parte de su porfolio personal, que espera engrosar pronto con otros trabajos de recreación histórica.

La cara del tevergano bebedor del siglo I

Perspectiva del castro de Coaña, con una reconstruccion de su entorno de entonces y del aspecto constructivo en su momento de esplendor. / Iván Cuervo

Cuenta Cuervo que para conseguir imágenes como las del castro de Coaña hay detrás mucho trabajo. Lo primero que hay que hacer es documentarse y estudiar bien el terreno a todos los niveles. Todos los detalles son importantes y marcan luego la diferencia. "Es un proceso bastante largo, pero cuanto más exhaustivo seas, mejor será el modelado final. Hay que atarlo todo muy bien porque el trabajo final debe ser fiel a la verdad".

La cara del tevergano bebedor del siglo I

Perspectiva del castro de Coaña, con una reconstruccion de su entorno de entonces y del aspecto constructivo en su momento de esplendor. / Iván Cuervo

Una vez se tienen todos los datos empieza el modelado, colocando las estructuras y los materiales con los que fueron construidas. "Hay que intentar que sea bonito siempre, porque se trata de que haga disfrutar y entretenga al que lo está viendo. El resultado final suele ser bastante gratificante".

La cara del tevergano bebedor del siglo I

Perspectiva del castro de Coaña, con una reconstruccion de su entorno de entonces y del aspecto constructivo en su momento de esplendor. / Iván Cuervo

Después de este trabajo en Coaña hizo algo similar en el castro de San Chuis, en Allande. Esa recreación se publicó y espera que algún día sirva para dar a conocer mejor este recurso del Suroccidente asturiano. Tenía pendiente mostrar lo que había hecho previamente en Coaña, su primer y más especial proyecto. El resultado habla por sí solo.

La cara del tevergano bebedor del siglo I

La cara del habitante de Teverga que bebía sidra hace 2.000 años. / Iván Cuervo

La cara del tevergano bebedor del siglo I

Iván Cuervo recreó la cara de un asturiano de hace 2.000 años que ya tomaba sidra de manzana. Fue a partir de los restos humanos hallados una sima en la sierra de Sobia, en Teverga, datados en el siglo I, resultado de una investigación realizada por el arqueólogo Alfonso Fanjul Peraza.

De un trozo de mandíbula la bióloga, Carmen Alonso Llamazares extrajo interesantes conocimientos: el sarro de los dientes sirvió para determinar la dieta de estos astures y las piezas dentales, muy desgastadas, con alguna pérdida, contenían una caries en un molar que ratifica el consumo habitual de alcohol de este individuo.

La labor de reconstrucción del rostro que hizo Iván Cuervo Berango partió de nn fragmento de cráneo, con dientes, que comprendía la parte de la mandíbula maxilar hasta la cavidad ocular. Para su trabajo de recrear la cara de este astur que habitaba en Teverga el ilustrador Iván Cuervo tuvo el asesoramiento de Carmen Alonso. Lo primero en la tarea fue tomar medidas y, en base a cráneos de medidas similares, la bióloga estableció los parámetros adecuados para el diseño. Iván hizo dibujos en papel vegetal de cada cráneo, también deltrozo de mandíbula, para ir superponiéndolos hasta conseguir lo que podría ser el cráneo. Por el tamaño de la mandíbula se pudo deducir que el asturiano del siglo I era un tipo fino, delgado, con ojos bastante pequeños y cráneo alargado".

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