Desde hace la tira Asturias es plural, como su propia «s» final indica, y punto, o sea. Y no me remitiré a citas literariamente históricas que lo atestiguan, porque no es cosa de dar el coñazo. Lo que yo quiero es hablar de una Asturias desde el aire, impresa en un libro, que estoy descubriendo alucinado ahora.

El caso es que anduve -y sigo en ello- metido estos días en harina fotográfica. Primero fue la exposición de Miki López, que cogí por los pelos, y no es coña capilar, Miki, y fui el último día, porque la estuve peinando. Pero llegué justo para poder gozar de la obra del artista cuyas fotos honran a este periódico que el lector tiene ahora ante sus narices.

Después me recomendaron un duelo artístico, colgado en Artes y Oficios, que mantienen el pintor Favila y el fotógrafo Nardo Villaboy. Es asunto que no conviene perderse, porque no abunda el que se pongan en paralelo pinturas y fotografías, ambas de gran tamaño y con igual motivo.

Y estos días -como decía- ojeo y no paro, porque es una gozada, el último libro de uno de estos artistas, Villaboy, titulado «Asturias desde el aire. Una ventana al paraíso» («Asturias from the sky. An open window to paradise»), en versión bilingüe, necesaria para los textos de J. Manuel Velasco y Fran J. Alonso, porque lo que es las imágenes de Nardo hablan por sí solas en cualquier clase idioma y dialecto del más recóndito rincón del mundo.

La edición es una apuesta, un reto más de Nardo Villaboy, el avilesino -y esto es histórico- que más obras publicadas ha realizado en la, presuntamente, milenaria historia de esta ciudad. Y también le cabe ese honor entre los autores asturianos vivos, con excepciones como la de Corín Tellado, a la que tanto admiran Vargas Llosa y Cabrera Infante.

El libro en cuestión es un lujo editorial, una de esas obras de coleccionista, un invento encuadernado con ventana incluida en su portada. Por ella te cuelas a su interior, donde se muestra el paraíso natural a todo trapo, atrapado a vista de pájaro, en 552 páginas fascinantes en las que descubres que vives en una región geográficamente tan colosal como diversa.

Un excepcional documento gráfico que te empuja a conocer Asturias desde el punto de vista cenital? y ese «¡Hola!, Picos de Europa» o ese «¡Qué tal!, acantilados y playas», o aquel «¡Encantado de conoceros!, poblaciones asturianas»? Oye, pues que ¡es un placer!, Nardo.

Porque has sacado un libro cuyo mayor mérito reside en saber que ni la palabra más precisa y preciosa puede mejorar un silencio tan clamoroso y triunfal como el que trasmiten las imágenes. Tus imágenes.