Aunque un gran número de dirigentes regionales de IU lo veían venir -eran conscientes de que Podemos iba a aprovechar la negociación en Madrid para avasallarles en Asturias-, la organización autonómica siguió adelante con el proceso de confluencia con el partido morado. Y sí, IU de Asturias ha salido muy mal parada, pasando a jugar un papel secundario en las candidaturas para los comicios del 26 de junio. Y, tal como se llevaron las negociaciones entre las cúpulas dirigentes nacionales de ambas formaciones, sin ninguna posibilidad de reacción.
Pablo Iglesias aprovechó la debilidad de IU en la mayor parte de España, a la vez que sus graves problemas económicos, para firmar un pacto que beneficia fundamentalmente a Podemos y que desdeña al partido liderado por Alberto Garzón. Sobre todo, humilla a aquellas organizaciones territoriales, especialmente la asturiana, que siguen teniendo importante representación institucional en comunidades y ayuntamientos y, por lo tanto, una influencia política muy por encima de la media nacional.
Esa influencia era, precisamente, la que quería IU de Asturias que se tuviera en cuenta a la hora de negociar la lista conjunta al Congreso. Lo que no consiguió ni tras intentar presionar a la dirección nacional de su partido. De número dos, nada. La razón, muy sencilla, porque los máximos responsables de la formación morada dijeron que no. Como también han dicho que no a que el coordinador regional de IU, Manuel González Orviz, ocupe el tercer lugar en el candidatura. Tiene que ir una mujer, porque las listas cremallera (mujer-hombre-mujer-hombre, en el caso del Principado) no admiten discusión para Iglesias y su gente.
Todo hace indicar que IU de Asturias también perderá esta batalla y que finalmente Orviz tampoco irá de tres. Porque llegados hasta aquí en su cesiones no parece probable que quienes mandan en la coalición de izquierdas en la autonomía acaben rompiendo la baraja con Podemos. Eso sí, lo que no podrán evitar es que hasta su propia militancia piense ya en que todo avanza hacia una absorción del partido por parte de los podemistas.
