Superados viejos atavismos y enfrentamientos cantonales que a nada conducen más que a generar perjuicio a los habitantes de ambas ciudades, Gijón y Oviedo están cada vez más cerca de esos 28 kilómetros que separan físicamente a las dos urbes más habitadas del Principado. Ese acercamiento, largamente anhelado, se produce este verano con el regreso de Oviedo a la Feria Internacional de Muestras de Gijón, tras más de una década de injustificable ausencia; y con la celebración en la capital de la región de un acto destacado del programa de la "Semana negra" gijonesa, que ayer tarde abrió sus puertas. Que Oviedo tenga participación en dos de los eventos más destacados del verano en la región es una buena noticia que merece el reconocimiento de la ciudadanía. Sumar resulta más positivo que restar; multiplicar genera más beneficio común que dividir, de manera que superar localismos que con tanta frecuencia han puesto palos en la rueda de las relaciones de buena vecindad entre ambas poblaciones es un hecho digno de destacar. Y de alentar, extendiéndolo a otros campos.

El próximo jueves, la "Semana negra" estará en Oviedo de la mano de Petros Markaris, uno de los autores literarios más relevantes del más del centenar que desde ayer pasean por las calles de Gijón. Markaris protagonizará un encuentro con los lectores ovetenses en una de las bibliotecas municipales. Es la primera vez en 29 años de historia que la "Semana" se traslada a Oviedo, en el inicio de una relación que nace con vocación de ir a más en las próximas ediciones.

Con ser importante ese abrazo cultural de ida y vuelta, no lo es menos el regreso de Oviedo a la Feria de Muestras, con stand propio en una de las mejores zonas del recinto, la antigua lonja del Palacio, que durante años ocupó el Principado en FIDMA, con una exposición sobre el Prerrománico y presencia activa del gremio de hosteleros ovetenses. Este momento dulce en las relaciones entre ambas ciudades ya tenía su antecedente con la presencia en Gijón durante los últimos años de destacados galardonados con los premios "Príncipe" y "Princesa de Asturias", con sede oficial en Oviedo, como Francis Ford Coppola, David Attenborough, Caddy Adzuba, John Banville o Michael Haneke, entre otros. Gijón, que aporta 450.000 euros al año a la Fundación que gestiona estos galardones, aspira a que la presencia de premiados en la villa de Jovellanos sea cada vez mayor.

Existe otra colaboración reciente que habla de esa mejora de las relaciones entre ambas ciudades, como es la presencia en Gijón de distintos montajes de la Fundación Ópera de Oviedo desde 2014.

Anteponer el interés general al localismo sin renunciar a las peculiaridades de cada ciudad debe guiar las relaciones entre Gijón y Oviedo. Los enfrentamientos, los "cercos" y encastillamientos, el darse la espalda perjudica a ambas localidades en términos de competitividad. Cuando es sana, la competencia resulta saludable. Sin embargo, cuando la única opción es mirarse el ombligo, el que pierde es siempre el ciudadano.