Hubo un tiempo no tan lejano en el que los ortodoxos de la comunicación definían a los periodistas de los medios impresos como los profesionales encargados de dar cuenta al público de los acontecimientos del día anterior. Eso ya no es así exclusivamente. Las nuevas herramientas han hecho de la tarea de informar una labor inmediata, instantánea y continua. Las cosas están pasando, LA NUEVA ESPAÑA las cuenta y analiza a sus lectores con rigor y profundidad, por múltiples canales y enfocándolas desde la perspectiva asturiana. En esa evolución infinita que supone hacer llegar las noticias al lector, adaptándonos a las demandas de cada persona y con vocación de contribuir a que entienda mejor el mundo en el que vive, hoy nace la edición digital de este periódico en Siero, un hito de nueva generación en el periodismo constructivo e innovador al que aspiramos. 

La tecnología está modificando radicalmente la forma en que subsisten y trabajan los ciudadanos del siglo XXI. Estamos ante un proceso tan enriquecedor y apasionante que a los propios usuarios que protagonizan las transformaciones utilizando el móvil o la red para cualquier cosa, desde comprar a entretenerse, les cuesta valorar en tiempo real el revolucionario alcance de los cambios. El comercio electrónico, los modelos de negocio y atención han avanzado a un ritmo sin precedentes, acelerado por la pandemia.

Las cosas están pasando, LA NUEVA ESPAÑA las cuenta y analiza a sus lectores con rigor y profundidad, por múltiples canales y enfocándolas desde la perspectiva asturiana

Este periódico está preparado para un futuro cada vez más disruptivo y de servicios a la carta, en el que las noticias viajan hasta los lectores y son ellos, soberanos, quienes deciden cómo, dónde, cuándo, sobre qué asuntos y en qué soporte las consultan. En el universo hacia el que navegamos la información veraz y contrastada es más necesaria que nunca. Y los medios profesionales, insustituibles para que la sociedad pueda forjarse un criterio basado en hechos y referencias ciertos. El ruido y la furia con los que se propagan hoy mensajes torticeros y malintencionados confunden en su buena fe a los ciudadanos y los convierten en vulnerables. El periodismo de calidad sigue siendo un instrumento fundamental, el único, para defenderse de las manipulaciones. Para distinguir entre esas mentiras supuestamente convincentes y las verdades como puños.

Bosque de La Acebera, en Lugones. Miki López

La edición digital de LA NUEVA ESPAÑA en Siero (lne.es/siero/), que desde hoy los sierenses y los asturianos tienen al alcance en sus ordenadores y dispositivos móviles, complementa la oferta diaria en papel y reafirma la vocación por extender los contenidos de proximidad que esta casa viene cultivando desde hace décadas. Abre un nuevo camino que da contemporánea continuidad al iniciado en 1991, que nos llevó a tener ediciones en Oviedo, Gijón, Avilés, Las Cuencas y Oriente, Occidente y Centro, todas ellas también con presencia web que seguiremos reforzando en el futuro.

En una región en retroceso poblacional, Siero constituye una excepción espectacular. Empezó el siglo con 47.000 residentes y ha llegado a los 51.650 actuales. Con un vecindario particularmente joven –un 15% con menos de 18 años y el tramo etario más numeroso entre los 36 y los 55 años–, simboliza un compendio de los principales sectores de la economía regional y de sus gentes. Su estructura única combina aglomeraciones muy agradables, de tamaño similar, como la Pola y Lugones, con una red uniformemente diseminada de viviendas unifamiliares. Un territorio con personalidad.

En una región en retroceso poblacional, Siero constituye una excepción espectacular. Empezó el siglo con 47.000 residentes y ha llegado a los 51.650 actuales, y con un vecindario particularmente joven

Cruce transversal de los caminos de Asturias por tren y carretera, siempre fue concejo abierto a la novedad y a la vez integrado, sin que su heterogeneidad supusiera un dique. Estuvo presente en múltiples vanguardias: en la del pequeño comercio, de los martes de mercado a las grandes superficies; en la agraria del cooperativismo lácteo; en la ganadera de los tratantes; en la de la minería pública y privada; en la de las medianas y pequeñas empresas y la de los polígonos industriales gigantes; en la de los asentamientos estratégicos militares; en la del urbanismo moderno. Pronto también en la de la logística mundial.

Lo global y lo particular representan aspectos inseparables de la realidad que nos toca vivir. Cuanto más se acortan las distancias y se interrelacionan intereses, más carácter distintivo y esencial cobra lo de uno, aquello que nos permite adquirir una perspectiva única y auténtica entre la multitud. Pedía Albert Camus a los periodistas que recordaran que las palabras tienen un valor y que por eso a la hora de escribirlas hay que pensárselas mucho. Porque nos preocupan las palabras exactas y la exactitud de las palabras y nos importan muy especialmente los asturianos que nos siguen, intentamos progresar constantemente para servirles mejor. Lo hacemos ahora con nuevas narrativas (vídeo, infografías interactivas, galerías fotográficas, podcast…) y sumergiéndonos en eso que los expertos han dado en llamar hiperlocalismo digital –que no significa nada diferente a pensar en el individuo además de en la comunidad–, con un salto cualitativo para que puedan entender la realidad y ahondar en lo que les rodea, sin perderse ni una primicia aledaña o lejana del devenir de un orbe trepidante. Nada nos satisfará tanto como que este paso adelante les sea de utilidad.