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Vicente Montes

Compás de espera

La solución al liderazgo del PP se aguarda en cuestión de días, o en eso se confía en los corrillos populares | Reválida en Podemos | La negociación presupuestaria va a su ritmo

La política asturiana afronta una semana de tránsito. Hay algunas cuestiones que tienen que empezar a resolverse y que serán determinantes para situar los escenarios en los próximos meses. Y, sin duda, una de las mayores incertidumbres es la del liderazgo del Partido Popular.

La ausencia del presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, de la ceremonia de los Premios Princesa (a la que acudió en otras ocasiones siendo presidente autonómico) no puede desligarse de la lectura de la situación que atraviesa su partido en Asturias. Las elucubraciones y apuestas han recorrido los corrillos en los actos de la entrega de los galardones, motivadas por anhelos o suposiciones más o menos lógicas y no tanto por el conocimiento real de lo que tenga en mente Núñez Feijóo. Quizá Feijóo optó por no venir a Oviedo para evitar que todo lo que hiciese acabase sometido a exégesis.

Lo que sí parece claro es que la solución (designación de candidato o candidata autonómica y hoja de ruta para el partido de cara a los próximos meses) puede estar próxima, y es probable que en los días venideros se clarifiquen cuestiones y se despejen caminos.

Estos días, los populares comprenden mejor la Mecánica Cuántica. El nombre de quien elija Feijóo es un resultado que entre los populares ahora se mide por probabilidades, porque certeza nadie parece tenerla. Cuando el presidente del PP abra la caja, sabremos la solución, como en la célebre paradoja del gato de Schrodinger, y se sabrá quien está más vivo o menos. Por ahora, el estado de la candidatura parece ser cosa de una dualidad, con preferencias, apuestas o deseos, según cada cual, por una de las alternativas.

En todo caso, el impacto negativo en la imagen y el ánimo interno de todo este proceso es irremediable, y los populares necesitan de una solución que marque un nuevo tiempo y ponga fin a un largo compás de espera. Quienes más huérfanos se han sentido desde hace largo tiempo han sido los militantes, asumiendo cataclismos internos en los que no han tomado arte ni parte.

Es también tiempo de espera para que Podemos resuelva con sus primarias la elección de candidata autonómica. El resultado de las elecciones decantará finalmente si hay un poder hegemónico avalado por la militancia en todos los órdenes o si, por el contrario, persiste la fractura interna que se ha percibido los últimos meses. En ese sentido, las primarias serán una reválida interna.

También esta semana se esperan sendas reuniones en Ciudadanos (junta directiva y comité autonómico). Deberá designarse en ellas nuevo secretario de Organización. Si se admite la propuesta realizada desde la dirección asturiana ese cargo recaerá en Simón Marcos, coordinador del partido en San Martín del Rey Aurelio y asesor del grupo municipal en Oviedo. Pero la ratificación vendrá dada por el secretario nacional de Organización, Carlos Pérez–Nievas, cuya presencia está prevista para estos días en Asturias.

En el PSOE, se mira a la charla que impartirá el sábado en Laviana la exvicepresidenta Carmen Calvo. El programa establece que será presentada por la exvicesecretaria del PSOE Adriana Lastra, en la que sería su primera aparición pública tras su cese, pero su presencia aún está pendiente de recomendaciones médicas.

También hay cierta sensación de compás de espera entre los partidos respecto a la negociación presupuestaria, por mucho que el Presidente, Adrián Barbón, haya asegurado estos días que está "acelerada al máximo". Barbón optó, con cierta sagacidad, por vincular el contenido del debate de Orientación Política –coloquialmente llamado debate sobre el estado de la región, por suponérsele cierto carácter de examen global a la marcha de Asturias– a la negociación presupuestaria. Venía a decir Barbón entonces a los diputados: si ustedes quieren orientar la marcha de Asturias, participen en la negociación de las cuentas. Aquello tuvo su efecto: el Presidente salió de aquellas sesiones convencido de que había extendido su tesis de la "aritmética parlamentaria". Obtuvo un unánime ofrecimiento para participar en la negociación del Presupuesto (salvo Vox, directamente excluido de cualquier diálogo por el Gobierno) y con ciertas opciones principalmente en IU y Ciudadanos, tal vez Foro. Pero ese afán de "amplio acuerdo" llevó al Ejecutivo a sumar al diálogo al diputado del grupo mixto Armando F. Bartolomé (expulsado de Ciudadanos), insistiendo que hasta un solo diputado podía ser relevante para una aprobación. Aquello no sentó bien en los cuatro diputados de Ciudadanos.

Ha pasado más de un mes de eso. Y aquella aparente premura por encajar la negociación presupuestaria ha acabado por los derroteros de siempre. A falta de dos meses para que termine el año, todos los participantes en la negociación de las cuentas reconocen la sensación de "compás de espera" que atraviesa el proceso. Las cosas de palacio van despacio. El gobierno regional ha escenificado un primer encuentro, en el que se trasladó a cada partido la documentación básica sobre las futuras cuentas, que serán de récord gracias a la inyección económica del Estado fruto del auge de la mejora de la recaudación tributaria. Pero más allá de eso, poco se ha hecho.

Salvo alguna conversación discreta, el Ejecutivo no ha empezado hasta ahora a recibir las propuestas de los partidos. La única formación hacia la que el Gobierno regional ha tenido algún guiño ha sido Izquierda Unida, al anunciar Barbón nuevas desgravaciones fiscales que atribuyó a la negociación con la coalición. La mirada del Gobierno se dirige, inevitablemente, hacia Ciudadanos, partido que se encuentra en sus horas más bajas pero tiene la fuerza parlamentaria suficiente como para respaldar la aprobación de dos leyes que el Ejecutivo considera claves este mandato y que cuentan con rechazo claro por parte de IU: la ley de Calidad Ambiental y la de Empleo Público.

Esta semana los partidos harán llegar sus propuestas al Ejecutivo y será momento de empezar a vislumbrar roces o acercamientos. En todo caso hay tiempo hasta diciembre y, probablemente, las prisas del Ejecutivo para sacar a la palestra el debate no fueran más que una forma de colocar un cebo y ganar tiempo.

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