In memoriam

Mauricio Vicent, cronista referente en La Habana

Recuerdo del periodista y escritor, fallecido ayer en Madrid a los 59 años

Fernando Granda

Fernando Granda

Mauricio era un "currante" sufridor. "Morís" como lo llamábamos en la Mesa de Redacción de "El País", trabajaba en La Habana y se esforzaba por dar a conocer Cuba desde muchos, todos los puntos de vista. Como corresponsal escribió para el diario, la Cadena Ser y con sus trabajos para Radio France Internacional (de ahí nuestra humorada de llamarle Morís) durante un periodo continuado de veinte años (1991-2011), hasta que el Gobierno cubano no le "prorrogó su permiso", su licencia como corresponsal. Vino a España con su familia cubana y permaneció en la redacción de Madrid hasta hace poco más de un lustro cuando confesó que no aguantaba la atmósfera madrileña y regresó con los suyos a la isla. Sus últimas crónicas relataron la visita de Josep Borrell, Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, a La Habana hace dos semanas, a finales del mes de Mayo, y sobre el aluvión de nietos de exiliados y emigrantes que acudía al consulado de España en La Habana para solicitar la nacionalidad ofrecida por la nueva Ley de Memoria Democrática.

Nacido en Madrid en 1963, hijo de Pilar Latorre y el periodista y escritor Manuel Vicent, estudió Psicología y viajó a Cuba en la década de los años ochenta del pasado siglo. Casado y con hijos cubanos, desde La Habana redactó unas crónicas que mostraban todas las visiones de una Cuba que no sólo era la política que se enseñaba en los medios europeos, sino la Cuba profunda con sus gentes, costumbres, la vida de un pueblo que lleva aislado desde poco después de que "los barbudos" se hicieran con el poder en 1959. Mauricio era un sufridor que luchaba a diario para conseguir que sus crónicas tuviesen un hueco en las páginas del periódico. Muchas veces, sin espacio en las páginas de Internacional para contar la vida de La Habana o los pueblos de la isla, acudía a la Mesa de Redacción para buscar un hueco donde incluir su relato. Varias de sus redacciones fueron transformadas en crónicas con protagonista de la sección de Gente.

Conocedor profundo de la vida isleña y de las restricciones de la política de los Castro, no solamente la mostró en prensa. Mauricio obtuvo varios premios cinematográficos con sus documentales. En el año 2011 su producción "Barbacoa 500 años después", con su guion y dirección, obtuvo galardones en la Seminci de Valladolid y en festivales de Miami y La Habana. Años después, en colaboración con el arquitecto Norman Foster publicó el libro "Havana: Autos & Arquitectura" y más tarde, junto con Juan Padrón sus "Crónicas de La Habana". También es autor de "Los compañeros del Che" y del guión del filme de Manuel Gutiérrez Aragón "Música para vivir".

Por éstas últimas y, sobre todo, por sus crónicas fue considerado el mejor corresponsal extranjero en La Habana. Galardonado por el Club Internacional de Prensa, fue finalista del prestigioso premio Cirilo Rodríguez. Era una gran persona, gran conversador, amigo de todos. Un ataque de asma lo despidió en un hospital madrileño al amanecer este domingo.

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