Real escándalo en el Real

Pedro de Silva

Pedro de Silva

Tras ser censurada, Verdi logró con cambios y subterfugios estrenar en 1851 la subversiva fábula de Rigoletto, el infame bufón que jaleaba las tropelías sexuales del poder cortesano hasta que lo sufre en la propia carne de su hija. Pero tanta belleza de la música y el distanciamiento temporal del ropaje de la historia fueron aquietando su fuerza acusadora. Al traerla otra vez hasta nosotros el dramaturgo Miguel del Arco, devolviendo a la obra su poder de fuego, la suerte quedó echada. En el estreno el Teatro Real iba comprando bajo nuevo envoltorio el Rigoletto de siempre, interpretado de forma magistral e interrumpido con aplausos y bravos, hasta que dos crudas escenas de denuncia de la alta prostitución –una coreografía paródica de la lubricidad y un desnudo coral de mujeres-espectro– hicieron darse la vuelta al respetable (público y crítica), que se llama así por algo.

Suscríbete para seguir leyendo