José Andrés y La Culebra

Francisco García

Francisco García

En la margen izquierda de la carretera que conduce desde Zamora a Sanabria aún daña a la vista el efecto devastador de los dos incendios que en el junio de 2022 arrasaron 65.000 hectáreas de monte y arbolado en el entorno de la Sierra de La Culebra. Lo que se contempla más allá de Tábara desde el coche es un espacio lunar, calcinado, como arrasado por el disparo inmisericorde de proyectiles de artillería. Donde las llamas se propagaron apenas quedan ramas ateridas por el fuego de árboles inertes, los pocos que consiguieron mantenerse en pie.

El tránsito a lo largo de una decena de kilómetros de desolación cambiará en unos años, cuando florezca una nueva primavera de la mano, entre otros, del chef asturiano José Andrés, que participa en una campaña para repoblar con brotes verdes la aflicción por el estrago de las llamas. De acuerdo con una conocida firma que cada fin de año lleva a las mesas navideñas miles de capones y pulardas, José Andrés ayudará a repoblar la zona castigada con 30.000 nuevos árboles.

Plantones y esporas componen el menú de la recuperación de La Culebra, un cordal maderable y setero, pues también los sabrosos hongos de la zona se vieron afectados por el paso implacable del fuego abrasador. Ir a Sanabria y no acudir a alguno de los templos micológicos de su poderosa gastronomía es pecado de varios tenedores, delito de leso condumio.

Podría decirse que José Andrés, paladín de la solidaridad internacional que hace con las recetas poesía social, ha convertido la cocina en un arma cargada de futuro. Desde los fogones, como en los versos de Celaya, el cocinero mierense, “con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia”  ayuda a construir un mundo mejor. Sin árboles no podríamos respirar trece veces por minuto. Simplemente, no existiríamos.

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