La extraña desmovilización

Las escasas protestas ciudadanas contra las guerras y el cambio climático

Fernando Granda

Fernando Granda

Es una parálisis, extraña, no entendible. Una desmovilización en uno de los momentos, sino el mayor, más trascendentales en lo que va de siglo, casi un cuarto del corriente XXI. Guerras y triunfo de los agresores, elecciones ganadas por el radicalismo de extrema derecha…

Israel machaca, arrasa a miles de niños en el territorio de Gaza y aprisiona Cisjordania; Rusia y su monumental ejército invaden y arrasan el granero mundial, Ucrania con el propósito de anexionársela; la ultraderecha contrademocrática triunfa en Europa y América del Sur (Italia, Países Bajos, Reino Unido, Argentina…); continúan los combates en Siria tras años y años, en siete millones de desplazados por los combates en Sudán…

Al tiempo se celebraba una cumbre mundial para debatir sobre el peligroso calentamiento global, la dirigía un presidente de una petrolera, se oficiaba en uno de los países productores de combustibles fósiles, se decidía que la siguiente reunión, este el año, se celebre en otro país contaminante... Bueno, pues no se ve movilización preocupada por tal cúmulo de adversidades para el futuro, para el bienestar de la gente, para la preservación de un planeta que se va deteriorando, muriendo día a día.

En las páginas de "The New York Times" se llegó a leer, hace veinte años ahora, en 2003, que "se había demostrado que existían dos superpotencias en el planeta: Estados Unidos y la opinión pública mundial". Y es que el mundo se manifestó en masa contra la invasión de Irak, propiciada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el premier británico, Tony Blair, y el jefe del Gobierno de España, José María Aznar, reunidos y ante la presencia del primer ministro portugués, Jose Manuel Durão Barroso, que hizo de anfitrión en las islas Azores. Aún se recuerdan en Madrid y varias capitales españolas los fines de semana de rechazo a la pretensión del Gobierno de apoyar una guerra contra Sadam Huseín y sus "armas de destrucción masiva" que nunca aparecieron. Las encuestas cifraron hasta un 90% de españoles contra la guerra.

"El mundo fue un clamor contra la guerra en Irak. Convertido en la aldea que un día soñó Marshall McLuhan, el planeta Tierra vivió ayer la primera manifestación de la era global: desde Aotearoa, en Nueva Zelanda, a la estación de McMurdo, en la Antártida; en las megápolis como Nueva York, el DF mexicano o São Paulo; en las capitales de la vieja Europa, Roma, Londres, París y Berlín. En más de 600 puntos del mundo más de seis millones de personas invadieron las calles, según estima la agencia Reuters. Los cálculos policiales cifran en medio millón los manifestantes en Berlín, 750.000 en Londres, 650.000 en Roma, 150.000 en París y cientos de miles en Estados Unidos", así describió el primer día de movilización mundial por aquellas fechas de hace veinte años el veterano informador de muchos conflictos y galardonado periodista asturiano José Comas (La Vega de los Caseros, Cangas de Onís, 24 de mayo de 1944 - Berlín, 22 de marzo de 2008). Todo un recorrido por el planeta.

Por lo demás, el año 2003 transcurrió sin grandes sobresaltos bélicos aunque son de recordar varios trágicos terremotos en México (dos) Turquía y Japón (otros dos) y algunos tornados que dejaron numerosas víctimas.

Este año finalizado, 2023, con cruentos enfrentamientos bélicos y triunfos políticos que ponen en peligro los regímenes democráticos en varios países, no se han producido masivas movilizaciones mientras se contabilizan muchos miles de muertos en Palestina, en Ucrania, en los enfrentamientos en Sudán, mientras el planeta, plantea el mundo científico con evidencias, se deteriora, se muere, lo estamos agotando, asfixiando. ¿Qué nos espera en 2024?

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