El amor más fatal
¿Cuándo se jodió el Perú con el narcisismo? Quizás en el mismo momento en que aparecer en una pantalla empezó a verse como un triunfo, en cuanto presuponía la fama, o sea, que a uno lo miren como si fuera distinto. La pantalla generó la fotogenia, la capacidad de dar bien en la pantalla para gustar: que esa mirada fuera codiciosa. Toda la industria del cine y la TV descansa en esa codicia. Si no hay gusto codicioso no hay público, taquilla ni publicidad. El siguiente paso fue la multiplicación de pantallas, su portabilidad y su carácter personal, a la que siguieron las redes en las que difundir la imagen de modo ilimitado. La fase en la que estamos es la de ponerse todos guapos para gustar, primero con el retoque técnico, luego con el físico, en seguida manejando el genoma. ¿Hay salida? Es dudoso. Narciso pereció de inanición al no poder apartarse del espejo de agua en que se miraba.
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