Opinión

La llave para sanar nuestros océanos

La importancia de las áreas marinas protegidas (AMP) para la conservación del planeta

Alex Avello (@alexavellop) es Conservacionista marino

Hace unos cuantos años descubrí a una mujer que hablaba de "Hope spots" o "Puntos de esperanza" como la herramienta más eficaz para proteger nuestros océanos. Se trata de puntos críticos para la salud oceanográfica, zonas que, por su importancia ecológica, son vitales para la protección de fauna y flora. La bióloga marina y exploradora Sylvia Earle, dedicando toda su vida a estudiar la situación de los océanos, siempre será mi referente aquí.

Durante estos días, según lo anunció el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de República Dominicana, ese país se convirtió en el primero del Caribe en ampliar y alcanzar la protección del 30% de sus áreas marinas protegidas. En 2022, como parte de la COP 15 que se desarrolló en Montreal (Canadá), los países firmaron el Acuerdo de Biodiversidad Biológica de las Naciones Unidas (ONU), en el que ratificaron su compromiso de llegar a este porcentaje para el año 2030.

Una AMP (Área Marina Protegida) es una porción o parte del océano en la que el gobierno ha restringido o ha impuesto límites a alguna actividad humana. La creación de esta estrategia de conservación se debe al incesante deterioro de hábitats marinos que lleva sufriendo nuestro planeta desde hace años, provocando un declive sin precedentes en las poblaciones de peces, mamíferos marinos y demás biodiversidad. Las principales amenazas que afronta el océano son la sobrepesca, los vertidos plásticos, contaminación acústica, vertidos residuales y el cambio climático.

La primera AMP del territorio español, la asturiana de "El Cachucho", es una montaña submarina de más de cuatro kilómetros de altura y con una superficie semejante a los Picos de Europa

Las AMP pueden establecerse en mar abierto, zonas costeras, desembocaduras de ríos y estuarios. Según su nivel de protección, podemos encontrar las zonas de veda, con estrictas medidas de conservación, en las que están prohibidas todas las formas de actividades extractivas, incluidas la pesca, la perforación y la minería. De esta manera se asegura el aumento de la densidad de la biomasa y su protección, con el fin de preservar especies amenazadas y que, paralelamente, estas poblaciones se expandan fuera de las zonas de veda. Por otro lado, las AMP de uso múltiple, que permiten ciertas actividades bajo una estricta normativa. Estas áreas admiten la pesca sostenible, el turismo responsable e incluso cierto nivel de extracción de recursos, armonizando la protección del medio ambiente con las necesidades humanas. Las AMP son fuentes de investigación fundamentales para el estudio de la ecología marina y su correcta conservación.

Según datos de WWF España, tan sólo el 1,5% de los mares y océanos del mundo se consideran áreas marinas protegidas. En el caso de Europa, las áreas marinas protegidas solo cubren el 4% de sus mares y océanos, lejos del objetivo del 30%. Como es de esperar, dado a sus más de 7000 km de costa, la mayor riqueza de biodiversidad marina de todo el continente europeo está bajo aguas españolas, abarcando tres regiones diferentes: Atlántico, Mediterráneo y Canarias. La primera AMP del territorio español, "El Cachucho" o "Banco Le Danois", se encuentra en el mar Cantábrico, a 65 kilómetros de Ribadesella. Es una montaña submarina de más de cuatro kilómetros de altura y con una superficie semejante a los Picos de Europa. Este espacio marino está, desde diciembre de 2011, oficialmente protegido, formando parte de la Red Natura 2000.

Nuestro país acaba de elevar recientemente la protección de sus áreas marinas del 12,3% a un 21%, al menos sobre el papel, ya que ahora es fundamental implementar planes de gestión eficaces, con objetivos claros de conservación que promuevan una participación activa de las comunidades locales y resto de personas, así como de otros actores interesados. Solo así conseguiremos comenzar a dibujar un futuro donde poder disfrutar de océanos más sanos y abundantes de vida. Necesitamos fomentar un sentido de responsabilidad y cuidado no solo de quienes viven junto al mar, sino de todos, desde nuestros pequeños, quienes recogerán el testigo más adelante, hasta nosotros, quienes tenemos la capacidad de actuar ahora y de dejarles el mejor testigo posible. Todos caminamos sobre el mismo suelo. Todos habitamos en el mismo planeta.

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