Opinión

Remembranza de Fermín Canella

Conmemoración del centenario de la muerte de un insigne rector de la Universidad de Oviedo

Este año se cumple el primer centenario del fallecimiento de uno de los ovetenses ejercientes más insignes y polifacéticos. Fermín Canella Secades (Oviedo, 1849-1924) fue universitario sensu stricto, vivió siempre cercano a su Universidad natal, primero en la calle San Francisco y luego en Fruela, como recuerda una placa en el número 9, obra de Víctor Hevia. Jurista de profesión, con solo 27 años logró acceder a la cátedra de Derecho Civil, llegando a ocupar igualmente el cargo de Rector en la misma.

Esta institución académica era durante aquella época una de las más prestigiosas del país gracias al elenco grupo de profesores que constituían su claustro: Leopoldo Alas "Clarín", Rafael Altamira, Adolfo González Posada, Adolfo Álvarez Buylla, Aniceto Sela Sampil, Melquíades Álvarez…, quienes impulsaron numerosas actividades de Extensión Universitaria de acuerdo con los ideales de la filosofía krausopositivista. No se puede borrar de la memoria que Canella fue uno de los fundadores de la masonería asturiana, iniciando la logia Luz Ovetense.

Además de su dinamismo escolástico, nuestro personaje se desvivió por todo lo relativo a su ciudad promoviendo innumerables proyectos culturales: colaboró asiduamente en las publicaciones de los medios de entonces, se opuso al derribo del mítico carbayón (1879) y defendió a ultranza el viaducto de Los Pilares manifestándose inflexivo ante su demolición por la "bárbara piqueta municipal" (1915). Entre sus obras literarias sobresalen: "Historia de la Universidad de Oviedo" (1873), "El libro de Oviedo. Guía de la ciudad y su concejo" (1887) o los tres imprescindibles tomos de "Asturias", junto a Octavio Bellmunt (1895-1900).

Precisamente, en la guía sobre Oviedo Fermín Canella hace pinitos geológicos de una manera bastante atinada para su tiempo: "No siendo posible describir detalladamente en este libro la disposición geológica del concejo de Oviedo, teniendo en cuenta su estructura tan variada de la provincia, diremos tan solo, que Oviedo ocupa casi el límite de la gran faja cretácea que se extiende desde este punto, en la dirección oriental una de 15 leguas hasta tocar Cabrales, donde se encuentra el vértice. Como la creta debió depositarse sobre el terreno Devoniano, que constituye el tercio central de la provincia, y sobre el Carbonífero al E., algo de ambos terrenos se manifiestan en el ovetense concejo". Del mismo modo, proporciona detalles sobre el subsuelo del Naranco y cita una lista de fósiles propios del Cretácico, sin olvidarse de las rocas y minerales más característicos (calizas, arenas, arcillas, creta, espeleotemas, lumaquela, alabastro, toba, yeso, cuarzo ahumado, hierro, carbón, ámbar, etc.), apoyándose en este caso en datos del Museo de Historia Natural del Instituto provincial de 2.ª enseñanza, y de la publicación de su buen amigo Máximo Fuertes Acevedo (Mineralogía Asturiana) que había publicado tres años antes.

Ocupó cargos de relevancia, entre otros fue senador, académico de las Reales Academias de Bellas Artes, de la Historia, de la Lengua y de Jurisprudencia y Legislación. Asimismo, ejerció de cronista oficial de Oviedo y también de Asturias. Poco antes de morir se vio honrado con su nombre en una calle del barrio del Fresno, paralela a la de Félix Aramburu –su gran amigo que le antecedió en el rectorado–, pero paradójicamente no ha recibido aún todo el reconocimiento oficial que se ganó a pulso, ya que supera con creces las cualidades necesarias contenidas en el reglamento de honores y distinciones municipales: "haber destacado de forma extraordinaria por cualidades o méritos personales o por servicios prestados en beneficio u honor de Oviedo y que hayan alcanzado consideración indiscutible en el concepto público".

Nuestra alma mater no se olvida de este prócer y celebra lo que adjetiva como "Año Canella", con un amplio programa de actividades en su homenaje: conciertos, mesas redondas, conferencias, exposiciones…, reconociéndole su excelsa faceta asturianista de investigador y divulgador de la cultura, la historia, las tradiciones y del folklore regional.

Es mucho lo que debe nuestra sociedad a este eminente polígrafo que entregó su vida por ella, aprovechemos ahora que está tan de moda el aforismo de "atraer talento". Qué menos que rememorando el aniversario no se pierda la ocasión para reeditar alguna de sus inolvidables obras.

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