Para ir a coger setas hay que saber o acompañarse de un profesional como los que cada año salen del instituto de Luces, en Colunga. Este es el mensaje que Sonia Martínez, profesora del ciclo de "Gestión forestal y del medio natural", quiere lanzar ante la creciente afición por la micología. "Todo el mundo improvisa", lamenta la especialista, quien ha ayudado a sus alumnos a montar una completa exposición micológica en la entrada del centro. "Cada vez hay más gente aficionada a las setas, pero no existe una figura acreditada para guiar estas salidas", explica Martínez, para quien sus alumnos dan un perfil idóneo en el desempeño de este papel. "Por un lado se forman como monitores micológicos y por otro aprenden técnicas de educación ambiental, es una combinación perfecta", añade la profesora.
Alumnos y docente salieron el pasado martes a por setas y recolectaron unas treinta especies diferentes, las que Martínez consideró más útiles para completar los conocimientos que ya tienen en la asignatura de aprovechamientos forestales.
"Subimos hasta El Fitu y buscamos entre los pinares y los abedules para luego caminar hasta el hayedo de la Biescona, de forma que vieran un poco de cada hábitat", detalla. En este trayecto los estudiantes pudieron detenerse y conocer qué especies son comestibles y cuáles tóxicas y también comprobaron cómo el calor que ha hecho en los últimos días estropea los hongos. "No están tan espléndidas como con la humedad", apunta Sonia Martínez. La experiencia fue muy enriquecedora para alumnos como Daniel García, que a sus 17 años es el más joven del grupo. "Salía de ruta y si veía setas las cogía, pero nunca había ido a propósito", explicó el estudiante, que se asombró ante la "gran variedad" de especies que hallaron. "La experiencia fue genial, aprendí mucho y repetiría encantado", añadió.
En el IES de Infiesto también se han dedicado estos días a las setas, con talleres formativos.
