Un fondo de protección para los jóvenes que empiezan en el mundo del cine. Eso es lo que propuso ayer el director Mario Camus en Cangas de Onís, donde presentó su último libro "Quedaron estas cosas", de la editorial "Valnera" El autor de películas como "Los santos inocentes" no tuvo pelos en la lengua para denunciar los problemas que atraviesa la industria cinematográfica española: "se hacen cosas buenas pero vendemos el idioma por tres pesetas a los americanos. Lo ideal sería venderlo por más dinero y crear con ese dinero un fondo para que las nuevas generaciones de aquí, que están muy preparadas, puedan hacer cine". aunque matizó que "los que gobiernan no van a hacer eso porque entonces los americanos dejarían de comprarnos el jamón y todas esas cosas". Camus mantuvo un animado debate con los miembros del taller de lectura de Mariví Diez en la Casa de Cultura de Cangas de Onís a cerca de su nueva publicación, en la que narra 12 pasajes con vivencias de su infancia y adolescencia.

Camus, que en 2011 recibió el premio de honor de los "Goya", subrayó que esos premios y los "Oscar" no le interesan porque son "labores de promoción". "La verdad es que me quedé viendo la gala un poco en casa y no conocía a nadie. No estoy en la órbita pero me consta que hay jóvenes muy válidos", contó, a la par que confesó que hace mucho que no va al cine porque le molesta "el ruido de las palomitas" y prefiere ver DVDs en casa, según indicó minutos después de su intervención en Cangas. El director de series como "Fortunata y Jacinta" aseguró que el éxito para hacer un buen guión es "el realismo, observar a la gente de tu alrededor y escribir algo conmovedor", pero que esto se ha perdido "porque los chavales se apuntan a hacer cine de género americano con zombis o vampiros". Camus también estuvo en La Sifonería, donde fue presentado por el escritor Luis Salcines, quien le propuso "como candidato para la Academia de la Lengua por su bagaje cultural y por haber conocido de primera mano a la generación literaria del 50", un cargo que el director rechazó enérgicamente. El cineasta, que en 1985 recibió el Premio Nacional de Cinematografía, recordó sus inicios haciendo "cine alimenticio" con películas como la biografía del cantante Raphael y su experiencia grabando la adaptación de "La Colmena" de Camilo José Cela. "Era un hombre locuaz y gamberro que no intervino para nada en el guión", dijo. El escritor aseguró que no descarta volver al cine, e incluso adaptar en forma de sketch de alguno de sus tres libros "pero sólo si puedo grabar a veinte metros de mi casa", concluyó.