Una vista única de los Picos de Europa, el Sueve o la cuenca del Sella. Eso es lo que ofrece el mirador de Següencu que pese a su cercanía con Cangas de Onís -menos de diez kilómetros- es uno de los enclaves olvidados y menos conocidos del concejo. Por eso, el consistorio ha impulsado una campaña de rehabilitación del observatorio a través del taller de empleo de la mancomunidad "chica" (de la que también forman parte los concejos de Amieva y Onís).

Los operarios del módulo de operaciones de auxiliar de albañilería de fábricas y cubiertas se encargaron estos días de desbrozar y limpiar el acceso del mirador, al que se llega a pie a través de una pista de unos dos kilómetros que parte del pueblo de Següencu (al que se accede desde la plaza de ganados por la CO-2 dirección a Ñeda). Los trabajadores se encargaron además de reconstruir parte de la barandilla del lateral derecho del observatorio cangués. desde donde se puede incluso hasta divisar la basílica de Covadonga.

La obra, ya finalizada, incluyó la restauración de tres bancos. Los asientos carecían de bancada de madera como consecuencia del deterioro producido por el paso del tiempo y el vandalismo. Ésta fue repuesta y además se fijaron las estructuras de los tres bancos, que tenían la piedra suelta. La responsable del taller de empleo, Cristina Cuenco, estima que el gasto total de la restauración rondó los 500 euros.

Los trabajos para mejorar el entorno del mirador de Següencu llevaban tiempo siendo reclamados por los lugareños, que se mostraron "muy contentos" con la restauración, según explicó el presidente de la asociación vecinal, Ramón Celorio. "Desde aquí se divisa Parres, Ponga, Amieva y hasta Piloña, Cabraleso Llanes", aseguró.

El observatorio cangués, que cuenta con un panel indicativo que marca las montañas de referencia en el horizonte, es muy frecuentado por senderistas y aficionados al parapente.

EL taller de empleo se centrará ahora en la restauración de lavaderos como el de Ixena.