"Siempre ha sido una forma de salir de la rutina, sea el deporte que sea". Así lo cuenta la riosellana Celia Suárez Bode quien, a sus 22 años, ha cambiado el campo de golf por la armadura del kendo, un arte marcial japonés. Empezó a hacer deporte con seis o siete años con el balonmano, disciplina que dejó hasta que con diez años empuñó su primer palo de golf en el club de la Rasa de Berbes. Al año siguiente ya competía en la comarca y apreciaba del golf "que fuera muy técnico, no tanto físico, aunque también", además de que se practica "al aire libre" y que en los campeonatos conocía gente nueva.

Quedó segunda de Asturias en el campeonato infantil de 2008 y primera en cadete en 2010, también en la competición regional. El golf se convirtió entonces en una de sus principales dedicaciones, pues recibía clases particulares los viernes a mediodía y los sábados acudía a la escuela infantil del club municipal. "Luego los domingos también iba y entre semana dos días", explica Suárez Bode antes de concluir que, durante el verano, "estaba allí prácticamente todos los días".

El traslado a Madrid para estudiar Arquitectura truncó, de alguna manera, esta progresión con el golf, pues los campos en los que podía jugar en la capital estaban demasiado lejos como para practicar con la frecuencia deseada. "Igual me podía escapar un fin de semana, pero no podía entrenar. De vez en cuando iba a una cancha que hay en medio de Madrid a dar bolas, pero poco", explica la joven, a quien siempre había llamado la atención la cultura japonesa. "Quería probar algo nuevo, que además fuera individual porque no sabía si iba a poder sacar tiempo para comprometerme con algún equipo. Pensé en un arte marcial, a ver qué tal se me daba. Sabía que existía el kendo pero no si lo había en Madrid", explica la joven, quien rastreó cuatro clubes en la capital y en noviembre de 2014 se integró en el "Makoto", que acaba de cambiar por el "Zanshin".

La raíz "ken" significa espada y "do" camino, explica, antes de apuntar que "muchas artes marciales en Japón tienen esa terminación de camino". Consiste, continúa, en un deporte muy similar al esgrima, "pero en lugar de un florete a una mano, es con dos. La espada es de bambú hueca, formada por cuatro varas unidas y bastante flexible", detalla quien fue tercera individual en el Nacional y en el autonómico de Madrid. Describe su deporte como el manejo de esta espada de bambú, dentro del que hay "diferentes ataques y técnicas en combates, que es como se desarrollan los campeonatos".

La riosellana eligió otro deporte "bastante técnico, pero mucho más físico que el golf". Durante dos, tres o cuatro minutos como máximo, son muy explosivos. Se necesita tener capacidad física de reacción y velocidad". Lo que más le gusta de este arte marcial es "que no es sólo mejorar para ganar a alguien. Es para ganarte a ti mismo, para ser mejor". La enorme concentración que requiere, a la espera de que alguien reaccione, "el darlo todo en los entrenamientos. Son cosas que me llaman mucho la atención", expone. En su club anterior, el "Makoto", eran sólo tres mujeres y en el actual son veinte, pero en una proporción pequeña.

Además de por las disciplinas menos conocidas, rompe una lanza a favor de las mujeres en el deporte, algo que ve "poco reconocido. En general, siempre se ven pocas chicas, da igual el deporte que practiques", lamenta, al tiempo que defiende "que se fomente, que se haga ver que también puedes competir y ser bueno. No tiene nada que ver que seas mujer u hombre". Sin embargo, si alguien empieza siendo una niña "y no ves a otras, lo dejas. Cuantas más niñas haya, más habrá. Todo hace bola y más gente se apunta", asegura. En su caso, el deporte "es una necesidad de no estar pensando siempre en las cosas de clase, mi vida sería muy aburrida si sólo estuviera la Arquitectura". Además de los "beneficios para la salud" que aporta el deporte, le ha aportado "conocer gente fuera del entorno habitual y relacionarte con ellos", además de la disciplina y la concentración, aptitudes que se pueden aplicar a otras muchas facetas de la vida.