Cierra un mítico de Llanes: "Casa Canene" se despide tras 60 años de historia

Por el local desfilaron durante seis décadas infinidad de personajes conocidos como Antonio Machín, los Payasos de la Tele o Carmen Lomana

El propietario del establecimiento, con Carmen Lomana.

El propietario del establecimiento, con Carmen Lomana. / J. Quince

J.Quince

Decir adiós a un lugar que ha sido hogar durante décadas no es tarea sencilla. Para José Alberto Canene, ese hogar lleva su apellido y se erige como uno de los establecimientos hosteleros más míticos de Llanes, "Casa Canene". Tras sesenta años de negocio familiar, el bar, situado en la calle Manuel Cué de la villa llanisca, cuelga el cartel de cerrado, a la espera de emprender una nueva aventura.

Fundado en 1963 por Juan Antonio Santiago Canene e Isolina Álvarez, el restaurante ha sido punto de referencia y "casa" -haciendo honor a su nombre-, para muchos vecinos y veraneantes del concejo. La leyenda del local se remonta aún más atrás en el tiempo, cuando era un chigre regentado por la mesonera María Noceda, conocida como María Chinchín: "Mi padre trabajaba como camarero en Casa Ángel, que ahora es el bar Uría, pero quería abrir su propio negocio. María se jubilaba y decidió hacerse con el traspaso, para lo que tuvo que pagar 15.000 pesetas. Fue uno de los primeros en poner un bar en esa calle", cuenta José Alberto Canene. El resto es historia de Llanes.

Paso de una procesión por la calle donde se encuentra el mítico establecimiento llanisco.

Paso de una procesión por la calle donde se encuentra el mítico establecimiento llanisco. / J. Quince

En aquellos tiempos era un bar "en blanco y negro", tal y como recuerda José Alberto, quien tenía tan solo siete años cuando se llevó a cabo la inauguración. No había sillas, y el menú, tan tradicional como delicioso, ofrecía platos que satisfacían a cualquier paladar: "Mi madre era de esas cocineras amas de casa, autodidacta. En la carta había lo de siempre, "sota, caballo y rey". Callos, hígado encebollado, calamares en su tinta, albóndigas y sardinas".

El negocio continuó formando parte de la saga familiar cuando José Alberto Canene se incorporó a la plantilla en 1976, donde permaneció incansable hasta su reciente jubilación. Sin embargo, nunca estuvo solo, primero con sus padres, y después con su hijo y también su esposa, María Elena "Leni" Amieva, pilar fundamental del establecimiento: "De joven yo era un paseante de libros, así que dejé el instituto y me metí a trabajar. Me casé pronto y entonces llegó la que es el timón, la vela, el motor y todo del negocio, mi mujer", relata.

Es precisamente la jubilación de "Leni" lo que lleva a la decisión de echar el cierre de este emblemático restaurante llanisco que ya no abrirá esta temporada: "La verdad es que me cogió con el pie cambiado, pero era lo que tocaba", reconoce Canene. Sus hijos Roberto y Delfina deciden no recoger el testigo de este local que, a pesar de que la familia seguirá siendo propietaria, pasará a otras manos con un nuevo nombre.

Una vieja fotagrafía de clientes a la entrada del local.

Una vieja fotagrafía de clientes a la entrada del local. / J. Quince

La difícil situación que atraviesa la hostelería es una de las causas para no continuar el legado familiar: "Ya el año pasado fue horrible, como está pasando en todos los sitios. Hemos tenido problemas para encontrar una buena plantilla de empleados, ninguno viene cualificado y muchos quieren acogerse a un convenio con unos horarios y salarios qe no podemos permitirnos", señala.

"Casa Canene" ha sido un lugar de encuentro para clientes fijos, lleno de familias de veraneantes, pero también pasaron por el local infinidad de personajes públicos, desde el cantante cubano Antonio Machín, hasta el presidente del Principado Adrián Barbón, con quien Canene que, fue concejal socialista de Llanes, mantenía amistad. También futbolistas, y famosos del mundo del espectáculo que llegaban atraídos por el olor de la cocina a su salida del Teatro Benavente: "Por aquí pasó mucha gente. Los payasos de la tele, Boris Izaguirre o Carmen Lomana, quien en su día vino en rulos a comerse una fabada como su última fiesta de soltera antes de casarse en la Basílica", rememora Canene.

Así se despide, al menos por el momento, el mítico bar llanisco, cuyas últimas comandas fueron servidas el pasado puente de la Constitución. Deja, eso sí, una huella imborrable en la historia social, gastronómica y turística de Llanes. Y también en el estómago de su fiel clientela.