"El día más especial" para el hincha asturiano del Athletic al que un accidente dejó en silla de ruedas: Julen, en primera fila para la histórica gabarra

Su padre, fallecido poco antes del siniestro, le puso el nombre en homenaje a Julen Guerrero

Julen Álvarez, el joven asturiano en silla de ruedas que viajó a Bilbao para ver a la Gabarra: "Es uno de los días más especiales de mi vida"

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

Noé Menéndez

Noé Menéndez

"Es uno de los días más especiales de mi vida". Entre las miles de personas que presenciaron ayer el paso de la gabarra por la ría de Bilbao –sobre la que el Athletic celebró la Copa del Rey 40 años después de haberla ganado por última vez– se encontraba un joven llanisco de 19 años que hace solo dos quedó en silla de ruedas tras un accidente de moto. Para Julen Álvarez, que ya estuvo en San Mamés el día de la final, la de ayer fue una jornada inolvidable. Pero no solo por su pasión rojiblanca. "Mi padre siempre fue del Athletic y me lo inculcó desde pequeño. Me llamó así por Julen Guerrero, un jugador que a él le gustaba mucho", explica. El padre no estaba ayer en Bilbao. Falleció solo unos meses antes del accidente que dejó a su hijo sin movilidad en las piernas.

Julen está en silla de ruedas, pero no por eso dejó de participar en un día histórico para los seguidores del equipo bilbaíno. Hace dos años, cuando tenía 17, su vida dio un giro total. Un día antes de Nochevieja, mientras llevaba unas entradas en moto a un amigo, tuvo un accidente. "No me acuerdo de nada. No perdí la consciencia en ningún momento, pero es como si el cerebro hubiese olvidado todo eso", explica.

Julen cumple el sueño de la gabarra

Los jugadores del Athletic, ayer, en la gabarra a su paso ante San Mamés. / LNE

Pasó cuatro meses en el hospital, donde cumplió la mayoría de edad. "Tardé un tiempo en afrontar la situación. Al estar tan medicado no me enteraba de nada. Lo primero que le pedí al médico fue que me dijese qué tenía que hacer para salir de allí. Ahí fue cuando me enteré que debía aprender a salir y entrar al baño, a subir a la cama, a entrar en un coche... Me puse enseguida a trabajar. Fue como volver a nacer". Julen mira el lado positivo del drama que le ha tocado vivir: "Siempre he tenido el apoyo de los míos. Ahí es donde ves la diferencia entre la gente que siempre va a estar y los que no. Una de las cosas buenas que tiene pasar por esto es que ves a la gente que te va a apoyar hasta el final", sentencia Álvarez, que estudia un grado superior de Deporte. "Ahora no puedo jugar al fútbol, pero puedo hacer otras muchas cosas, como remo o nadar. También estoy probando a jugar al tenis".

A principios de este año consiguió entradas para ir al último derbi vasco junto a su hermano y su madre. Aún estaba en rehabilitación y alguien del personal sanitario se enteró de su pasión rojiblanca y avisó al club. "A una chica le llamó la atención que estuviese riéndome mientras realizaba los ejercicios, entonces lo movió y pude ver el derbi desde el palco", relata Julen Álvarez.

Pero no solo pudo disfrutar del encuentro desde el palco. Tras presenciar la victoria por 2-1 de su equipo ante la Real Sociedad, le invitaron a bajar al vestuario a conocer a sus ídolos. "Son cosas que no te imaginas en la vida. Fueron supermajos. Ya conocían mi historia, estaban muy interesados en el tema. Para mí fue un sueño", afirma Álvarez, que se llevó varias camisetas regaladas y firmadas por los propios futbolistas.

Ainhoa Briz, bilbaína vecina de Cue, llevó a dos de sus hijos a ver la celebración: "Fue increíble"

Así que ayer no se podía perder el día en el que Bilbao entero se echó a la ría para vitorear a su equipo. Viajó a la capital vizcaína junto a su madre y un amigo. "Es algo muy especial", confesaba. "Hay mucha gente que solo ha visto la gabarra una vez en la vida y poder presenciarlo en directo lo hace muy especial", afirma Álvarez, quien reconoce que pasó ganas de poder meterse en la embarcación para vivirlo más desde dentro si cabe. "Ha sido una locura poder estar entre toda la gente, increíble", añade. Y, por supuesto, no se olvidó de quien le inculcó la pasión por el Athletic: su padre. "Él está celebrándolo conmigo, en mi corazón".

Julen no fue el único llanisco en la celebración. Allí estuvo Ainhoa Briz, una bilbaína vecina de Cue. "Es algo que no se puede describir con palabras, es impresionante". Briz llevó a dos de sus hijos a vivir la fiesta rojiblanca en la ría del Nervión. "En Asturias no pueden ver lo que es esto. La final la vimos por la tele y no es lo mismo. Por eso decidí traérmelos y que lo vivan, porque puede ser algo único en sus vidas". Ainhoa Briz reconoce que no es muy aficionada al fútbol "pero esto es algo especial". "Mis padres, hace 40 años, no me bajaron a verla, y esto es algo que si eres del Madrid o del Barcelona no se puede vivir", sentencia.

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