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Cronista oficial de Parres

Sánchez del Vallado y el mirador del Fitu

Un merecido homenaje tributado en Parres

En la invernal mañana del primer día de febrero se ha procedido a la sustitución de la placa colocada en el Mirador del Fitu en memoria del ovetense José María Sánchez del Vallado, ingeniero autor del proyecto del mirador en el que trabajó desinteresadamente a pie de obra hace noventa y dos años.

La nueva placa ha sido un trabajo a iniciativa del Colegio de Ingenieros Industriales de Asturias.

Después, en la Casa de Cultura de Arriondas, se le rindió un pequeño homenaje al citado ingeniero en presencia de representantes del citado colegio, con su decano José Esteban Fernández Rico a la cabeza y de Conchita y Carlos, dos de los nietos del Sr. Sánchez del Vallado.

En el mes de julio de 1927 el doctor D. Antonio Pérez Pimentel, a través de la imprenta La Fe, de Gijón, publicó un librito de 136 páginas en el que recogió todo cuanto era posible saber en aquel momento sobre su predilección por el que hasta hoy llamamos Mirador del Fito o del Fitu.

Como miembro de honor de la Federación de Comités Asturianos de Turismo desde el verano de 1925 llegó a Arriondas, donde pronunció una conferencia el día 11 de octubre de ese año, en la cual puso de relieve lo que se podía hacer por el turismo en Asturias.

Siete días después, el domingo día 18, se organizó una excursión al Fito en el coche Hudson de D. Jacinto Quesada, además del Sr. Reigada -director del tranvía de Arriondas a Covadonga-, el alcalde de Parres D. José Aquilino Pando, el cura ecónomo D. Fernando González y el administrador de correos, D. Gerardo Gordón, los cuales subieron en otro coche.

Fue ese día y en esa excursión cuando se decidió construir un mirador-orientador (así lo llamó el doctor Pimentel). Éste dejó escrito textualmente: "Hay que hacer equivale a es preciso hacer; y lo que es preciso hacer debe hacerse y -Deo volente- el mirador se hará".

Al Sr. Sánchez del Vallado lo definió Pimentel como un "ingeniero, ingenioso y genial, primer estructurista del hormigón armado", el cual dejó su casa y se vino al Fito durante semanas a vivir en una casita en el monte para dirigir a los obreros en su cometido.

Vallado era ingeniero, efectivamente, pero tenía mucho también de poeta romántico, enamorado de la Naturaleza y del Arte.

Muchas otras obras dejó por Asturias, como son el acueducto de "La Belmontina" (San Martín de Lodón, 1921) de un kilómetro y sin juntas de dilatación, por el que discurrían tres mil litros de agua por segundo, una obra en hormigón armado considerada única en aquel momento en España. Dejó numerosos depósitos de agua repartidos por Asturias, la fábrica de chorizos de Noreña, la fábrica de oxígeno de La Calzada en Gijón, numerosos puentes, algunos de hasta 84 metros de longitud, además de una notable cantidad de edificios.

Sus compañeros profesionales le consideraban un formidable proyectista y señalaban que sus concepciones racionales, científicas y matemáticas resultaban como el "huevo de Colón" después de explicadas, pero que a nadie se le habían ocurrido antes que a él, o si las pensaron no se atrevieron a realizarlas.

Sánchez del Vallado fue inventor de un sistema de pisos de hormigón armado (patente n.º 85.085) con aislantes térmicos, acústicos e hidráulicos, una novedad absoluta en el primer cuarto del siglo XX. Mientras, el Dr. Pimentel en su antiguo automóvil alemán, marca N. A. G. (NationaleAutomobilGesellschaft -Sociedad Automovilística Nacional- siglas que él definía humorísticamente como "No Atropella Gente", y con matrícula O-285) se desplazaba intentado estar en todos cuantos sitios donde fuese necesaria su presencia.

El Mirador del Fito acabó considerándose como el más destacado de Asturias en aquellos años y la labor del señor Pimentel -que ni siquiera era asturiano, puesto que había nacido en La Habana en 1871- obtuvo el aplauso y la colaboración de amplísimos sectores de la sociedad asturiana que él mismo se encargó de enumerar en el libro al inicio citado. Como le diría el poeta en bable Pachín de Melás: "Gracias a usted he tenido la dicha de contemplar uno de los más grandes paisajes de mi amada Asturias".

El 8 de agosto de 1927 se procedió al desencofrado y el resultado fue satisfactorio; nueve días después se efectuaron cuatro pruebas de resistencia, colocando en su plataforma superior tanto personas como 2.700 kilos de gravilla, hasta llegar a un total de 3.550 kilos. El doctor Pimentel hizo solemne entrega del Mirador al concejo de Parres el 28 de agosto de 1927.

Merecido homenaje, pues, el tributado en El Fitu y en Arriondas al ingeniero José María Sánchez del Vallado, gracias al Colegio de Ingenieros Industriales de Asturias en colaboración con el Ayuntamiento de Parres.

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